viernes, 18 de octubre de 2013

Todos contra Juan



Los hechos pasarán a la historia intrascendente de las operaciones políticas más berretas como la Semana Cabandié. El señorito Juan tuvo el mal gusto de pasarle el trapo al aforístico rabino Bergman y a la reina del pastelito Carrió en un debate de la señal Todo Nocivo y como, a pesar de operaciones de prensa anteriores que lo presentaban como el boludo que dice que hay peces en el Riachuelo, comenzaba a subir en las encuestas, debía ser castigado.

Durante el fin de semana largo nos bombardearon con un videíto por el que, a lo sumo, podíamos decir que lo desnudaba como un pelotudo importante con problemas de personalidad. Sin embargo, se hacían unas lecturas tan intensamente morales que dejaban a los puritanos fanáticos a la altura de la filósofa libertaria Moria Casán.

Yo no tengo ni una bicicleta, pero los que tienen autos cuentan anécdotas jugosas con inspectores de tránsito, de allí que en algunos foros los más sensatos decían: che, no es más que un fragmento de una discusión para evitar que te secuestren el auto.

El domingo en su programa de sandeces de saldo, el ex progre devenido estrella reaccionaria presentó un minuto más del ya famoso videíto y se desgarraba las vestiduras trepado a coturnos Paruolo de canje, conseguidos mediante extorsión.

Para el martes el tema estaba en su máximo apogeo. Entro a una clase de sólo mujeres, sacan el tema y prenden teas para asar al señorito Juan a la Juana de Arco. Las detengo en la puerta con el grito: ¡No, estamos siendo manipulados! Se quedan de una pieza y creen que por fin me he sumido en la locura del alcohol y la fatiga. Les explico que no podemos sacar conclusiones drásticas de un video editado en el que apenas se ven fracciones de una discusión mayor y que incluso en el intento de perjudicarlo se ven atenuantes tales como no quiero chapear de diputado y esas cosas, que tendremos más elementos de juicio cuando veamos, si tal cosa pasa, el video completo. Apagan las teas y sofrenan la furia justiciera cuando les digo que todas han discutido con sus maridos y que si alguien las hubiera filmado y hubiera editado sólo frases sueltas y se hubiera mostrado el resultado a sus suegras, éstas las envenenarían con estricnina en el próximo asado familiar.

El miércoles se conoce un video más extenso en el que el señorito Juan queda hasta bien parado. Los medios hegemónicos, que se disfrazan de periódico escolar en las audiencias de la Corte Suprema a la Maryland, lo han hecho otra vez. Convertirnos a todos en matronas histéricas para que no hablemos de política. Hacen bien, la política los puede mandar en cana si avanzan las causas de complicidad con la dictadura. Mientras tanto en otro lugar del planeta, el eterno Raphael hace aspavientos y canta: Es un escándalo.  Y Juan Perugia junta los dedos y dice: ¿Y ahora me lo venís a decir?

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