jueves, 25 de mayo de 2017

El Bond que era Santo y Audaz

El cinéfilo, como los viejos, vive de recuerdos. Yo ya soy ambas cosas, o sea que soy doblemente cinéfilo o doblemente viejo. Y en este ejercicio de la memoria hay cosas que uno elige olvidar hasta que un hecho, esta despedida por ejemplo, hace que volvamos a recordarlo todo, el cine, la televisión, la vida, lo que los dolores ocultaban, las tristezas mitigaban y las compensaciones no deparaban.


Ya no me duele la infancia, aunque ni en el olvido es tan gloriosa como me hubiera gustado que fuera. Hice las paces con ella, como con todo lo que ya no puede remediarse. Un poco por obligación, o resignación, que es casi lo mismo, porque para qué insistir, porque no se puede estar toda la vida rumiando las mismas angustias, porque terminan por aburrir, por volverse iguales. Pero cuando uno cierra y se va, deja detrás también los pequeños placeres que hacían menos grises los grises. El dulce de leche, tu beso casi sin querer en la oscuridad repentina de cuando se cortó la luz en la calle y yo te daba el libro que querías, y Simón Templar, El Santo. Uno siempre veía El Santo, porque no había mucho para ver y porque era buena. Entretenía de verdad y la tristeza y el hastío se alejaban por un rato en la hora en que titilaba el blanco y negro del televisor mastodónico, como todos los televisores de esa época. Y uno se sorprendía porque la chica de tal o cual capítulo fuera Julie Christie, a la que veíamos en refulgentes colores en las pantallas de los viejos cines y nos alegrábamos que hubiera llegado a estrella, esa hermosa tan en blanco y negro de este otro santo más.


Dicen que Dos tipos audaces se hizo en el 71 y en el 72, no sé cuándo se dio por acá, si sobre esas fechas o después, pero a mí se me cruza con la dictadura, y la muerte que se quería tapar y que se enseñoreaba más en el silencio que no era salud ni silencio. Brett Sinclair se llamaba ahora Simón Templar, y Tony Curtis, su coprotagonista, con más presencia en el cine de Hollywood, hacía de Danny Wilde. Vimos más de un capítulo con papá y mamá y mis hermanos, y nos reímos con los gags y nos entretuvo la insustancialidad del argumento. Y en el rato que duraba, la vida afuera era menos amenazante, lo que no es decir poco, porque por entonces la vida era amenazante hasta cuando no lo era.


Y en el 73 llegó el primer Bond de Moore, el mejor suyo, o el que más recuerdo, y lo vimos con mamá y Alejandra en el Gran Rocha, al disco ya lo teníamos transparente de tanto escucharlo, con Paul McCartney y dale con el Live and let die. Después se vino la noche y el horror no era Lovecraft sino verde oliva.


Y ahora cuando nadie más debería morirse, por decreto aunque más no fuera, va y se muere Roger Moore, y me agarran las pocas ganas de recordar y me envuelve el sentimiento de que fui injusto con Roger Moore, porque de esa época no me olvidé nunca de Chinatown, de Humphrey Bogart, del Cabaret de Minnelli, del Taxi-driver de DeNiro, de los deslumbrantes Ingmar Bergman y de tantas otras cosas, pero de él me olvidé, porque era efervescente como un chiste tonto, leve como seda que roza, pero está ahí en el rompecabezas de ese beso que me dieron porque se cortó la luz de la calle de repente, y que no volví a recordar para que no me encegueciera más con el juego de que la felicidad es posible y de que está al alcance de tus labios esquivos.


Gustavo Monteros

jueves, 11 de mayo de 2017

Julie London y su Café negro

( Nótese que una parte de la letra es hoy políticamente incorrecta, indicativo de lo mucho que hemos avanzado, por suerte)

I'm feeling mighty lonesome
Me siento tremendamente sola
Haven't slept a wink
no dormí para nada
I walk the floor and watch the door
deambulo y miro la puerta
And in between I drink
y en el medio tomo
Black Coffee
café negro
Love's a hand me down brew
el amor es una infusión de segunda mano
I'll never know a Sunday
nunca conoceré un domingo
In this weekday room
en este cuarto de día de semana


I'm talking to the shadows
les hablo a las sombras
1 o'clock to 4
de 1 a 4
And Lord, how slow the moments go
y carajo, qué lento pasa el rato
When all I do is pour
cuando todo lo que hago es servir
Black Coffee
café negro
Since the blues caught my eye
desde que la tristeza me atrapó
I'm hanging out on Monday
ojalá llegue el lunes
My Sunday dream's too dry
mi sueño de domingo es muy árido


Now a man is born to go a lovin'
el hombre nació para andar mujereando
A woman's born to weep and fret
la mujer nació para llorar y desesperarse
To stay at home and tend her oven
para quedarse en casa y cuidar el horno
And drown her past regrets
y ahogar sus pesares
In coffee and cigarettes
en café y cigarrillos


I'm moody all the morning
estoy malhumorada toda la mañana
Mourning all the night
y de luto toda la noche
And in between it's nicotine
y en el medio, nicotina
And not much hard to fight
y no mucho para evitar
Black Coffee
el café negro
Feelin' low as the ground
tengo el ánimo por el piso
It's driving me crazy this waiting for my baby
me vuelve loca esperar que mi amorcito
To maybe come around
vuelva a casa, quizá


Black coffee: música de Sonny Burke y letra de Paul Francis Webster

jueves, 4 de mayo de 2017

Brillo y plumas

Las canciones de los musicales, entre muchas otras virtudes, si están bien escritas, pueden extrapolarse y resignificarse.

En Chicago, el musical (letra de Fred Ebb, música de John Kander) el abogado Billy Flynn canta Razzle-dazzle (Brillo y plumas, en la traducción de Gonzalo Demaría) para comunicar que se puede manipular al jurado de un juicio, que basta con disfrazar la mentira, con trucos baratos de music-hall, para hacerla pasar por verdad.

Estoy medio retirado, pero si hoy tuviera que armar un show, la incluiría. Eso sí, la cantaría con la intención de subrayar cómo el monopolio de medios informativos  de este país sostiene uno de los peores gobiernos jamás conocidos, desinformando, mintiendo, inventando, con trucos baratos de actor malo, una realidad virtual que, ni por asomo, se condice con la realidad real.

Escuchemos a tres actores-cantantes que supieron ser Billy Flynn en correspondientes versiones de Chicago, el musical.


Rodolfo Valss

dales nomás brillo y plumas
emplumalos bien
dales un show con luces de neón
y vas a ver qué hermosa sensación
dales nomás magia pura
deslumbralos bien
quien ve si tiene enfrente tanto strass
que hay si tu labia está oxidada
que hay si sos bueno para nada
emplumalos bien
pedirán mucho más

Martín Ruiz

dales nomás brillo y plumas
emplumalos bien
dales un show apoteótico
y aplaudirán como neuróticos
dales nomás baratijas
engarzalos bien
no les levantes nunca la perdiz
basta decir abracadabra
y creen que vos tenés palabra
emplumalos bien y te piden un bis

Christian Giménez

dales nomás brillo y plumas
emplumalos bien
hasta el fulano más apático
ama al truhán que es carismático
dales nomás pan y circo
aturdilos bien
con tanto truco, pase y malabar
aunque lo hagas como el traste
se olvidarán
que lo mataste
emplumalos bien
y los vas a flechar

los tres

dales nomás brillo y plumas
emplumalos bien
dales una función bien épica
y que importará lo de la ética
dales nomás brujería
hechizalos bien
que vean que no sos un brujo vulgar
aunque los tengas siempre al trote
quien verá que sos un cascote
emplumalos bien
emplumalos bien
emplumalos bien
y te van a endiosar

Gustavo Monteros

(con mi mejor deseo de que la pesadilla en que la Argentina está sumida termine pronto…)