Michael Caine idolatra a Humphrey Bogart.
Humphrey Bogart en 1954 dio una de sus mejores actuaciones en
El motín del Caine. La escena en la
que se desarma en el juicio es antológica.
Michael, después de participar en la guerra de Corea, regresó
a Inglaterra en 1955 e inició su carrera actoral. Su verdadero nombre es Maurice
Joseph Micklewhite. Su agente del momento le sugirió que buscara un seudónimo. El
nombre resultaba difícil de recordar. Michael salió de la entrevista, se sentó
frente a la calle de los cines, vio la marquesina de El motín del Caine y no lo dudó. A partir de ese instante sería
Michael Caine.
En 1966 cuando Michael llegó a pertenecer a la elite dorada
de Hollywood por Gambit, Bogart ya no
estaba entre nosotros, había muerto en 1957. Invariablemente, a medida que
conocía a los que habían trabajado con Humphrey, les pedía que le hablaran de
él. Dice que conocer a su viuda, Lauren Bacall, fue uno de los momentos
capitales de su vida.
John Huston dirigió a Bogart en El halcón maltés (1941), A
través del Pacífico (1942), El tesoro
de Sierra Madre (1948), Cayo Largo
(1948), La reina africana (1951) por
la que Humphrey ganó un Óscar, y La burla
del diablo (1953).
En 1974, John Huston armaba el elenco para El hombre que sería rey y se reunió con
Michael Caine. Bastó que Huston dijera que era un viejo proyecto que alguna vez
habían barajado con Humphrey, para que Michael aceptara de inmediato,
despreocupándose de las condiciones contractuales, los tiempos de rodaje o las
incomodidades de las locaciones. Tampoco le importó que el personaje que supuestamente
haría Humphrey recayera en su amigo, Sean Connery, aunque Huston le aseguró que
Bogart había decidido que elegiría cuál de los dos protagonistas haría una vez
que el guión estuviera listo, y como nunca estuvo listo, la elección final era
un misterio. A Michael le alcanzaba con estar en un proyecto que alguna vez
había sido de Bogart.
El hombre que sería rey
(1975) es una de las mejores películas de John Huston y una de las mejores de
la carrera de Caine. Él, Connery y el fabuloso Christopher Plummer dieron
actuaciones inolvidables.
Cosa rara: creo que El hombre que sería rey es una de las películas que más recuerdo de mi adolescencia, y que más me conmovió en su momento. Justamente por eso, y sin perjuicio de todo lo superlativo que es, no querría volverla a ver. Me cuesta enfrentarme a ella, porque todavía recuerdo la congoja que me produjo, y la sensación de desolada e irremisible tristeza cuando salí del cine. Y sin embargo...
ResponderEliminarRespecto de los extras: creo que en una pequeña escena de El graduado, aparece como un estudiante "volado" Richard Dreifuss.