Hablábamos hace unos días de las chicas que casi lo lograron.
Jessica Chastain tiene todas las fichas para llegar a la meta. Le costó entrar,
pero su desventaja a la larga fue el número faltante para cantar bingo. Los
directores de reparto temían incluirla porque consideraban antigua a su
belleza. No la atribuían a los parámetros del siglo XIX o XX, sino a los de la
pintura clásica de los siglos XVI y XVII. Al Pacino la vio como Desdémona en un
Otelo en el que Philip Seymour
Hoffman era Yago, y la llamó para que fuera Salomé
en una película todavía inédita sobre la obra de Oscar Wilde. Y una cosa trajo
a la otra. Pacino la recomendó a Terrence Malick para que le tomara una prueba
para El árbol de la vida. Sean Penn
habló bien de ella y el carrusel siguió girando.
De repente parece estar en todas las películas interesantes
de la temporada. La vi como esposa de Brad Pitt en ese bodrio insoportable de El árbol de la vida, perdón en ese film
inusualmente ambicioso, en el que sin duda era, junto con los chicos, lo mejor
de esa interminable ordalía que duraba como tres horas que parecían días.
Después me deslumbró como la rubita segregada en Historias cruzadas. Sencillamente la amé. Y no sólo yo, la
nominaron para el Óscar como mejor actriz de reparto por ese trabajo. Después
la vi en Take shelter de Jeff
Nichols, una interesante reflexión sobre religión y locura. Hace allí de esposa
del excelente Michael Shannon. Como vemos, la chica está condenada a esposa
perpetua, pero como los maridos se las traen, ser esposa es de lo más
productivo para una actriz talentosa e inquieta. Ahora acabo de verla en The debt, un atrapante thriller de John
Madden en la que hace el personaje de Helen Mirren de joven, el máximo elogio
que puedo tributarle es que está a la altura de la Mirren, ¡hay que estar a la
altura de la Mirren!
La chica cumplirá 31 años el 29 de marzo, pero se prepara a
dar batalla. Declara que no debería preguntársele a las actrices la edad, que
tienen la edad de los papeles que representan, que ella en el mismo año fue una
adolescente y una mujer de cuarenta. Es una estrategia inteligente, porque como
es una vegetariana estricta, sin vicios a la vista y tiene una piel luminosa,
sabe que puede estirar su juventud más allá del tic tac del reloj biológico.
Tiene
todo para ser una grande, ojalá lo logre.
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