viernes, 22 de marzo de 2024

Lecturas 2024 - Hoy: Instrucciones para una ola de calor


 

Escrito el 29 de enero de 2024

 

Cada vez que entro un portal de noticias, tengo la esperanza de que nuestro aspirante a dictador ha renunciado porque nos negamos a tolerar sus caprichos. Una fantasía inútil, claro. O para ir tirando. Sigo mis propios consejos de que no hay nada mejor para capear el mal tiempo (frase que encubre no enloquecer) que meter la cabeza dentro de un libro. De la pila tan alta como la torre Eiffel de libros que esperan que los deletree, elijo uno de título muy pertinente para estos días de canícula rampante: Instrucciones para una ola de calor de Maggie O'Farrell. No, no es un manual de consejos prácticos. Solo circunscribe el momento muy especial en que la acción transcurre.

 

Dice la contratapa: "En Londres, en el verano de 1976, durante una ola de calor y una sequía legendarias, Robert Riordan, recientemente jubilado, sale de casa por la mañana, como todos los días, para comprar el periódico, pero esta vez no regresa. Asustada, su esposa Gretta llama a sus tres hijos, dos mujeres y un hombre, que regresarán a la casa familiar para emprender las pesquisas. El inusitado calor provoca extraños comportamientos entre los Riordan, irlandeses católicos radicados en Londres, y varios secretos guardados celosamente durante años afloran a la superficie.

 

El hijo mayor, Michael Francis, es un desencantado profesor de historia que trata de salvar su matrimonio. Monica, la hija del medio, ha intentado recomponer su vida tras el fracaso de su matrimonio, pero sufre la animadversión de las hijas de su actual pareja. Aoife, la pequeña, es la hermana rebelde que abandonó los estudios y buscó refugio en Nueva York. Cada uno de ellos tiene sus propias ideas acerca de dónde puede estar su padre. Pero lo que ninguno sospecha es que su madre sabe mucho más de lo que les ha contado."

 

La autora era una estrella en ascenso de las letras británicas hasta que su novela Hamnet de 2020 sobre la familia de Willy Shakespeare, la catapultó a la cima del Olimpo literario de los consagrados intocables (o para decirlo en vernáculo catamarqueño: ahora no te tocan el culo ni con una caña, o sea: te has convertido en una vaca sagrada, muchacha). Pero este libro es de los que pavimentaron su camino a la gloria.

 

Como lo indica la sinopsis, se trata de gente como vos y yo, que negocia sus agachadas y sus concesiones disfrazándolas de secretos, que más temprano que tarde, salen a la luz por una discusión inesperada debida a una situación insólita. Solo que como la O'Farrell es una novelista de talento, sabe transformar estas pequeñeces cotidianas en aventuras atrapantes, seductoras, adictivas. Uno se reconoce en lo que cuenta, se fascina y hasta el calor asfixiante en la novela (y en la actual circunstancia del lector) se vuelve tolerable de tan inmersos que nos tiene la novelita en cuestión. Si se la cruzan, no la dejen pasar. Depara horas de gran placer.

Gustavo Monteros


viernes, 15 de marzo de 2024

Lecturas 2024 - Hoy: Aquello estaba deseando ocurrir


 

(Escrito el 26 de enero de 2024)

 

Si bien ayer la participación masiva a la movilización contra la ley ómnibus y el mega DNU me devolvió la esperanza, la realidad sigue dura, y así sigo con la cabeza dentro de los libros.

 

Hoy hablaré de Aquello estaba deseando ocurrir, libro de cuentos de Leonardo Padura. Conocí a Padura por las primeras novelas de su detective Mario Conde y se ganó mi respeto. Pero con aquel verano que me hizo feliz con su El hombre que amaba los perros, se ganó mi incondicionalidad eterna.

 

De ahí que, en algún momento del año, me adentre en una obra suya que no leí todavía. Aquí saca el logradísimo título ("Algo estaba deseando ocurrir" roza la genialidad) de una frase de Marco Aurelio, que él conoció en Franny y Zoey de Salinger.

 

La puerta de Alcalá es el primer cuento y narra como una concatenación de casualidades lleva al reencuentro de dos amigos en una fría noche madrileña.

 

En Nueve noches con Violeta del Río, un joven tiene un romance con una diosa del bolero unos pocos años mayor. El amorío termina abruptamente, y años después se la reencontrará como público en Miami, pero a algunas cosas mejor dejarlas en el pasado.

 

En Adelaida y el poeta, un poeta consagrado obligado a dar clases en un ateneo de fomento de la literatura, ante el cuento de una jubilada, comprueba que su sensibilidad no está embargada por el hastío o la burocracia.

 

En Sonatina para Rafaela, una pianista de restaurant, aprende que no está sola en su hartazgo y en sus sueños muertos, que sus compañeros de trabajo, en especial, el barman, quizá sientan lo mismo.

 

En Según pasan los años, una expareja de veintipicos ante la muerte de un excompañero de la secundaria, reaviva sus desencuentros amorosos.

 

En Los límites del amor, un hombre se debate entre dos mujeres, a las que ama de manera diferente, pero de verdad.

 

En La muerte feliz de Alborada Almanza, una anciana se entera de que la muerte no siempre es triste o trágica.

 

En El destino: Milano-Venezia (vía Verona), un aspirante a exiliado en Italia va de un encuentro decisivo a otro.

 

En La pared, un hombre se acerca a un chico que juega y reverdece por un rato sus sueños perdidos.

 

En Mirando al sol, unos jóvenes sin futuro se emborrachan, se drogan, tienen sexo duro y sobreviven como pueden.

 

En La muerte pendular de Raimundo Manzanero nos da cuenta de las posibles explicaciones ante el misterio de un suicidio.

 

En Nochebuena con nieve, un hombre se acuesta por fin con su excuñada y alcanza una efímera gloria de sexo refulgente.

 

Y en El cazador, un homosexual no se resigna a la soledad y anhela los amores perdidos.

 

Un buen libro que nos recompensa con creces el elegirlo. Si siguen estos comentarios, se preguntarán por qué designio me tocan libros que me gustan. No es suerte. Con los años aprendí a hacer casting de libros. Si uno persiste en una afición, algo siempre se aprende. Leer en tiempos aciagos hace bien, no solo los libros que recomiendo, cualquier cosa que nos guste. Meter la cabeza en las realidades de un libro desata pensamientos paralelos que terminan por aliviar las penas o desazones. Inténtenlo, no falla.

Gustavo Monteros

viernes, 8 de marzo de 2024

Lecturas 2024 - Hoy: A orillas del amor


 Escrito el 21 de enero de 2024

Como la realidad persiste en su dureza, pongo otra vez mi cabeza dentro de un libro. Esta vez es A orillas del amor de Andreï Makine. El autor, nacido y criado en Rusia, a sus 30 años, en 1987 se nacionalizó francés, país donde desarrolló su carrera literaria ganando los premios más importantes de la actividad.

A orillas del amor es una novela que uno sospecha autobiográfica, en la que cuenta cómo 3 chicos pasan de niños a adolescentes maduros en Siberia y cómo son "salvados" por algunas películas de Jean-Paul Belmondo.

El lenguaje que usa es poético y florido cuando describe geografías y sensaciones y es llano y directo cuando relata hechos concretos. No es crítico con la Rusia soviética en que la acción transcurre, no se mencionan años, pero por las películas de Belmondo que aparecen en la trama, suponemos que estamos a fines de los setenta o principios o mediados de los ochenta.

Estos chicos, de tendencias heterosexuales todos, ingresan al universo Belmondo por Le magnifique / El magnífico que es de 1973, film que ven 17 veces seguidas. Después ven L'animal / El animal que es de 1977 y mencionan más tarde detalles de Le guignolo / El estafador que es de 1980. Hablan también de otros filmes con el astro francés, pero en general, sin entrar en detalles. De las aristas del fenómeno Belmondo, se quedan con el perfil de héroe humorístico de acción.

Crecer en Siberia no es fácil, pero el contacto con una naturaleza tan agresiva los forja muy singulares y a su manera disfrutan del hábitat que les tocó, pero los ánimos se les vienen abajo cuando piensan en el futuro. Se ven como guardianes de los campos de prisioneros, leñadores o buscadores ilegales de oro. Prospectos que no los entusiasman precisamente.

Entonces en el cine del pueblo, que se llama Octubre Rojo, ven Le magnifique y se deslumbran con la alegría y la vitalidad de "Occidente" porque ellos se consideran "orientales" puros. El destino los separará y los reencontrará años después.

El libro fue escrito en 1994, mi edición es de 1999 y hace años que está en mi pila de Pisa de libros a leer. No me atraía demasiado la parte de los ritos de pasaje de niño a adolescente, pero sí que sus vidas fueran intervenidas por películas de Belmondo. Porque como se evidencia en los avatares que uso en las redes sociales, y por muchos escritos aquí y allá, mi vida fue intervenida también por Belmondo (y el cine en general, más bien). Aunque en mi caso, de un modo diferente al de estos chicos rusos. (Tranquilos, no creo que me ponga a contar cómo Belmondo "salvó" mi vida). En resumen, es un libro atractivo, se lee con interés y lo recomiendo.

Gustavo Monteros

viernes, 1 de marzo de 2024

Lecturas 2024 - Hoy: La fiesta del chivo


 Escrito el 18 de enero de 2024

 

Y como la realidad sigue fea, vuelvo a meter mi cabeza dentro de un libro. En esta oportunidad, La fiesta del chivo de Mario Vargas Llosa. Cuenta el fin del régimen de Rafael Trujillo en República Dominicana en 1961. Transcurre en dos tiempos, 1961 y 1996 y tiene tres hilos narrativos que se van entretejiendo para patentizar la significancia que tuvo la dictadura trujillista. El primer hilo concierne al regreso al país en 1996 de Urania Cabral, hija de un senador del régimen. El segundo transcurre en 1961 y da voz a Trujillo que pasa sin saberlo, claro, sus últimos días. Y el tercer hilo concierne a la peripecia de los asesinos que habrían de ejecutar a Trujillo. Se inscribe en el subgénero de las novelas latinoamericanas de dictadores, donde hay ejemplos tan logrados como El señor presidente de Miguel Ángel Asturias, Yo, el supremo de Augusto Roa Bastos o esa maravilla literaria que es El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez. Teniendo en cuenta el amor-odio que siente Vargas Llosa por García Márquez, le debe haber dado unas cuantas vueltas a animarse a escribir él también una novela de dictador. Aunque el camino elegido es diametralmente opuesto. Si Gabo optó por el realismo mágico en su más plena expresión para su patriarca, con un mar que hasta un buen día se va y deja un desierto, Vargas Llosa elige el realismo, lo cual le sienta a su Trujillo a la perfección, porque los horrores que describe no necesitan ninguna reinterpretación para el espanto de su elocuencia. La fiesta del chivo es una novela atrapante que se hace difícil dejar. La recomiendo ampliamente. Eso sí, repito lo que dije respecto de La historia de Mayta, la anterior novela que le leí este año al peruano. Que uno disfrute de su talento no significa de ningún modo que uno acuerde con las opiniones políticas del ciudadano Vargas Llosa. El hombre es un garca desvergonzado que ofende e insulta al que piensa diferente, es garca de toda garquez, aunque a la vez es un novelista mayúsculo. O sea, lo cortés no quita lo valiente, a lo que me refiero es: quedate con lo mejor y dejá de lado lo peor.

 

Ahora se me ocurre que la historia de Urania Cabral tiene puntos en contacto con La casa del ángel de Beatriz Guido, me refiero en especial al trauma sexual que le queda a la protagonista. No sé si Vargas Llosa leyó a Beatriz Guido, pero alienta mi teoría de que todo lo que uno hace queda en algún lugar del universo para ejemplo o disfrute de todos. Algo no muy novedoso u original. Porque ya se acepta que hoy un adolescente argentino que escribe, aunque no haya leído jamás a Borges, le deberá algo a Jorge Luis, porque leyó algo de alguien que sí leyó a Borges, tal vez un artículo cualquiera en un diario o algo así. O sea, la infinita cadena de influencias.

Gustavo Monteros