A las muchas cosas buenas de las que estamos a la vanguardia, habría que sumarle la cirugía plástica. Todas las estrellas locales que pasaron una o varias veces por el bisturí quedaron iguales o mejor que antes. Ningún cirujano argentino les propinó la impericia y la maldad que sus colegas yanquis le hicieron a los pobres Bette y Billy.
Habiendo caído en cuenta de la ventaja que se nos ofrece, ya me pongo a ahorrar y a pedir turno. Si además pudiera pedir cara, no hay ningún misterio conmigo, elegiría la de Jean Paul Belmondo. Joven, claro. Aunque tengo tanta suerte que sin duda quedaría como Al Pacino ahora. “Arreglado” también por algún carnicero, perdón, cirujano plástico.
¡Viva Robert De Niro, carajo! Porque envejece con dignidad. El gran Bobby sigue siendo mi modelo de actor y un ejemplo a seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario