Hubo una vez una película que se llamó C’era una volta o La belle et le cavalier o More than a miracle o Siempre hay una mujer o como la conocí yo: Y vivieron felices.
Hubo una vez un año, 1967, en que Francesco Rosi dirigió esta película tan rebautizada.
Hubo una vez una actriz que es una de las más bellas que pisó esta Tierra y que me lo discuta quién pueda: Sophia Loren.
Hubo una vez un príncipe para esa película y para esa actriz. Un hombre por el que suspiraron hasta las piedras cuando era joven. Un egipcio que va por la vida con el nombre de Omar Sharif.
Hubo una vez una actriz mejicana que fue tan pero tan bella que ni las crueles nieves del tiempo opacaron su belleza, Dolores del Río.
Hubo una vez en que los tres se juntaron en el año citado, con el director citado, en la película citada e hicieron que el tiempo se detuviera y viviera para siempre. Porque un cuento que perdura es presente y eterno.
Hubo una tarde en que bajé esta película de internet y volví a verla. La copia no era buena, pero los recuerdos y el original que los provocaban sí lo eran.
Hubo una vez en que fui niño y crédulo, hubo otra vez en que no lo fui. Aunque en ambas veces, el mismo cuento me despertó las mismas ganas de sonreír y de disfrutar.
Hubo una vez una historia de amor que era un cuento de hadas como lo son todas las historias de amor.
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