martes, 31 de enero de 2012
Hechizo del tiempo
En El perjurio de la nieve de Adolfo Bioy Casares, una familia espanta la muerte, evita lo inevitable repitiendo todos los días la rutina de un día determinado. Cada día es otra vez ese día. Detienen el paso del tiempo con su ritual. Retomo la idea y la reformulo. Ojalá todo el año fuera el mes de enero, que mañana no pasáramos al 1 de febrero, sino que volviéramos al primero de enero, con la ventaja de poder vivirlo siempre de manera diferente. Hasta que un 31 de enero hallamos la fuerza y el valor de pasar a febrero. Febrero es el inicio del infierno para mí. Volver al trabajo en condiciones que empeoran cada año. Todo trabajo tiene sus bemoles, pero algunos se estacionan en mesetas de mayor o menor tolerancia, el nuestro se emperra en empeorar. El mundo se fue al carajo más de una vez, pero volvió. La educación se fue al carajo hace rato y del carajo no vuelve.
Ilustración: Bill Murray en Groundhog day (1993) conocida como El día de la marmota o Hechizo del tiempo.
Pequeño saltamontes
Se dice que el secreto del bienestar absoluto, la felicidad incluso, está en no desear nada, porque entonces lo que se reciba, será bienvenido con gratitud, embeleso, como un milagro casi. El no desear nada elimina el fracaso. Si nada se desea, no hay frustración por el no logro. Pero ¿cómo se aprende a no anhelar, a no ambicionar, a no querer la obtención de algo?
No se pierda el nuevo capítulo de Zen al paso. Próximamente en su pantalla.
lunes, 30 de enero de 2012
Shirley por dos
Pertenezco a la comunidad de fanáticos de Downton Abbey. Una página sobre la serie a la que estoy inscripto me manda un mail con la novedad de que Shirley MacLaine será la madre de Elizabeth Mcgovern en la nueva temporada que se comienza a rodar el mes que viene. Oh, la, lá!
Me deleito por anticipado ante la perspectiva. Al indecible placer de tener a Maggie Smith en el elenco, sumamos otro, igual de gozoso.
Me entero también por otro lado que está en preprodución la versión yanqui de Elsa y Fred (que en el film original nos permitió disfrutar de una genial actuación de la gran China Zorrilla) para la que están apalabrados ¡Shirley Maclaine y Michael Caine! Ojalá que sea con ellos, se llevan muy bien en escena. Sería la tercera vez que trabajan juntos en cine. Ya lo hicieron en Gambit (1966) y en Siete veces mujer (1967).
viernes, 27 de enero de 2012
Anna. Magnani, claro
Me chiflan las actrices que cantan, aunque lo hagan como el culo, porque nunca se olvidan de interpretar. Las cantantes, aun las intérpretes más duchas, en algún momento de la canción se concentran en cuestiones técnicas y se olvidan de interpretar. Las actrices, en cambio, casi nunca olvidan que hay que pararse en un escenario para hacer algo más que cantar bonito.
El cazador
Se me pega una tristeza que espanta hasta a Perrito. Conozco la cura perfecta: un programa doble de Belmondó. No tengo tiempo para dos, tendrá que ser una. No importa, una bastará. Bebel fue una superestrella mundial porque trasmitía, entre muchas otras virtudes, la secreta certeza de que la vida merecía ser vivida. Nos pasaba la certeza porque él conocía el secreto. Elijo L'alpagueur (El cazador), película del 76 de Philippe Labro, ejemplo pertinente de la etapa más popular de Jean-Paul. Ya averiguaré quién fue el primer director en armar el molde de lo que sería una típica película belmondiana, o sea justiciero héroe solitario, fotografía estilizada y música machacona que se repite hasta que la aprendemos de memoria. Molde que rompería todas las taquillas del mundo con El profesional, la menciono para que sepan de qué hablo, porque sin duda la han visto. L'alpagueur es un cazador de delincuentes, protegido por el Ministerio de Justicia, pero que actúa al margen de la ley. La disfruto a lo grande, tiene sabor a maní con chocolate de matiné de sábado y a historieta de El Tony, deletreada mientras se junta coraje para salir de la cama. Termina rápido, como todo lo bueno. Pero el café sabe y huele mejor después de un Belmondó. No juraría que tengo ganas de trabajar, aunque ahora la condena pesa menos. Perrito me ratifica que la tristeza se fue, se acerca y se acuesta a mis pies.
En la foto se lo ve escapar en un camión cisterna que transporta vino.
domingo, 22 de enero de 2012
Yo, tampco
Clint Eastwood: No entiendo la obsesión de los productores de hacer remakes o de convertir viejas series de TV en películas, cuando deberían estar alentando a los guionistas a que conciban nuevas ideas para todos los géneros, como se hacía en la época dorada de Hollywood.
sábado, 21 de enero de 2012
Todo un caballero
Jennifer Ehle filmó con George Clooney Michael Clayton (2007) de Tony Gilroy, pero sus escenas jamás se vieron porque quedaron en el cuarto de montaje. George Clooney volvió a llamarla para Secretos de estado y para asegurarse que no pasara lo mismo de la otra vez, le dio el papel de su esposa. Todo un caballero, George.
jueves, 19 de enero de 2012
Auténtica realeza
Peter O'Toole como Enrique II y Katherine Herpburn como Leonor de Aquitania en una de mis películas favoritas: El león en invierno.
miércoles, 18 de enero de 2012
lunes, 16 de enero de 2012
domingo, 15 de enero de 2012
Bárbara
Stanwyck, una chica desprejuiciada como pocas. Si lo dudan, recuérdenla en El pájaro canta hasta morir, cuando a los 75 años, manoseaba a un Richard Chamberlain desnudo, mientras le aseguraba que lo podría hacer cardenal... a cambio de sexo.
sábado, 14 de enero de 2012
En cine cine
Sonríen porque se acaban de enterar que una distribuidora argentina está en tratativas para obtener los derechos de Casablanca y volver a exhibirla en los cines. Ojalá lo logren. De ser así, se daría en julio. El año pasado a la misma compañía le fue muy bien con el reestreno de El padrino. Casablanca es un deleite en cualquier formato, pero en un cine se paladea muchísimo mejor
viernes, 13 de enero de 2012
Garbo ríe, Maggie lee
La única y se-me-acaban-los-adjetivos Maggie Smith analiza la portada de un libro en una pausa de la filmación de Downton Abbey. Everything she does is magic.
jueves, 12 de enero de 2012
Ico Ico
Veo War Horse (Caballo de Guerra) y quedo hablando pavadas y con las emociones dadas vuelta. Me extenderé cuando se estrene y escriba la crónica en el otro blog. Por ahora sólo diré que Steven Spielberg ratifica su genialidad con una película sencillamente
e-x-t-r-a-o-r-d-i-n-a-r-i-a.
miércoles, 11 de enero de 2012
El bromista
Stanley Kubrick, aparte de ser un director de directores, era un excelente fotógrafo. Y también un bromista. Esta foto se llama: Jack Nicholson cree que se trata de él.
martes, 10 de enero de 2012
El socio
Cargo la segunda película de mi festival navideño con temor. Es una de mis favoritas de toda la vida. Hace mucho tiempo que no la veo y tengo miedo de que haya envejecido mal. Es El socio del silencio (1978) de Daryl Duke con Elliot Gould, Christopher Plummer y Susannah York. No, ¡sigue tan fantástica como la primera vez! Un cajero de banco (Gould) al ser asaltado por un ¡Papá Noel! (Christopher Plummer) le entrega sólo una parte de lo que hay en caja, el resto se lo queda él. Cosa que no le hace ninguna gracia al papá-noel-asaltante. El argumento te atrapa y no te suelta, te llena de sorpresas y te entrega un desenlace que te mantiene en vilo. Plummer está genial en el sádico y viscoso asaltante. Susannah York expresa bien el permanente desconcierto de su personaje, y Gould parece haber nacido para el rol. Elliot Gould es uno de los actores más subvalorados de la historia del cine. Tiene una manera única y personalísima de pararse ante la cámara. Bah, los críticos lo subvaloran. Sus colegas, algunos de los más grande directores que en el mundo han sido (Bergman, Altman) y sus seguidores, entre los que me cuento con orgullo, no.
lunes, 9 de enero de 2012
No somos ángeles
Es 27 o 28, en vacaciones los días carecen de importancia. El tiempo ya no tiene relojes. El clima de muérdagos y pinos nevados no se ha desvanecido del todo, ronda todavía el olor a sudor que dejó el gordo flatulento del Polo Norte, así que descorcho una sidra helada y decido hacer de todos modos el festival de filmes navideños. Comienzo con No somos ángeles (1955). Humphrey Bogart, Peter Ustinov y Aldo Ray son tres prisioneros de la Isla del Diablo que a principios del siglo XX escapan y recalan en un puerto cercano. Se ofrecen a arreglar el techo de una tienda y terminarán solucionando los problemas de la familia en Nochebuena y Navidad. Michael Curtiz, el director de Casablanca, no era la opción ideal para ocuparse de una comedia brillante de humor negro. Le impone un ritmo cansino que no saca el mejor provecho del argumento y que subraya demasiado que se basa en una obra de teatro. Pero el filme sigue vigente porque tiene situaciones deliciosamente armadas y un diálogo agudo y chispeante. No es novedad que Ustinov es un rey de la comedia. Aldo Ray hace buen uso de su corpachón y de su voz cavernosa. Bogart, feliz con el descubrimiento de su talento para la comedia que ya había probado en La burla del diablo (1953) de John Huston y en Sabrina (1954) de Billy Wilder, está magnífico. Y qué más se puede pedir que un Bogart feliz. Hay, sin embargo, un regalo adicional, una bella canción de Frederick Hollander. Como corresponde, termino con una sonrisa grande y con ojos llorosos de carcajadas.
domingo, 8 de enero de 2012
Camino a la libertad
Media mañana del domingo 25 de diciembre. Perrito me saca de la cama para que lo lleve a hacer sus necesidades. Me arrastro mal dormido y con resaca. No hay tráfico así que no nos mata ningún auto. Él es un atolondrado impulsivo y yo estoy en versión autómata fallado. Volvemos. Él feliz y aliviado; yo, en estado vegetativo creciente. Aunque a medio despabilar, no tengo ganas de volver a la cama. Tomo un café cargado que es mi remedio favorito para todos los males y le agrego un par de aspirinas con la esperanza de revigorizarme. Esperanza vana como casi todas las mías. Me siento como gelatina al sol. Por reflejo prendo la computadora y por reflejo me siento frente a ella. Decido ver una película navideña. Mis clásicos navideños están a años luz de las Navidades Blancas y de ¡Qué bello es vivir! Aunque he aprendido a tolerarla, odio la parafernalia navideña yanqui de arbolitos, renos, trineos, gordos de rojo y blanco, medias en la chimenea, coronas de muérdagos y bastoncitos de caramelo. Mientras abro archivos, cambio de idea y opto por una película que no haya visto. La moneda gira en el aire y cae sobre The way back de Peter Weir. Es de fuga. Me gustan las pelis de fugas. Unos prisioneros escapan de Siberia y caminan chiquicientos kilómetros hasta llegar a la India. No bien comienza, un cartelito nos informa que sólo tres llegaron con vida. Un acto de arrojo, el cartelito, porque mata todo suspenso. Bueno, más bien lo transforma, habrá que ver cuáles son los tres. El gran Mark Strong decide quedarse en Siberia y del montón inicial quedan Jim Sturgess, Ed Harris, Gustaf Skarsgård, Alexandru Potocean, Sebastian Urzendowsky, Dragos Bucur y Colin Farrell, a los que después se suma Saoirse Ronan. El gran Peter Weir se las ingenia para dar belleza y quitarle monotonía a paisajes agrestes y desolados. Narra con seguridad y brío, redondea una buena película, pero no una de las mejores entre las suyas. Por algún motivo no sobrevive en la memoria como La última ola, Picnic en las rocas colgantes, Gallipolli, El año que vivimos en peligro, Testigo en peligro, La sociedad de los poetas muertos o The Truman show. Quizá porque no trabaja a fondo, sensiblemente, la historia que abre y cierra la película, que queda como una anécdota cuando debió ser algo central. Ed Harris y Saoirse Ronan están fabulosos comme d'habitude. Colin Farrell es un animalito de Dios que se lanza al papel como un kamikaze, sin red, sin guardarse nada, y cuando la pega, ilumina comportamientos con el resplandor de un faro. Gustaf Skarsgård (el hijo del excelente Stellan), Alexandru Potocean, Sebastian Urzendowsky están muy bien. Jim Sturgess se banca el protagónico, lo que no es poco. Dragos Bucur, fabuloso en Policía Adjetivo y muy bien como el amido de En aquel martes después de Navidad, se muestra aquí poco solidario con el resto del elenco, quienes se tomaron la molestia de adelgazar para lucir las penurias del hambre. Él no, se comió todos los sanguchitos del cátering, y por más que lo demacran con maquillaje, se lo ve siempre demasiado robusto y sanito, lo que tira abajo la ilusión de realidad que los otros intentan crear. Algo así como que me cago en los demás. Actuar es también un arte grupal y el individualismo a ultranza más que hacerte resaltar, desnuda la soberbia.
Escape
The way back me deja con ganas y me pongo a ver una de las reinas de las películas de fuga: El gran escape (1963) de John Sturges. Sigue tan plena y verdadera como el primer día. Pese a la seriedad del tema, no le teme al humor. Después de todo, el deseo de libertad es una celebración de vida, que no necesariamente deber ser siempre una tragedia griega. Es la historia de una fuga de un campo de prisioneros en la Alemania nazi. Steve McQueen, James Garner, Richard Attenborough, Charles Bronson, Donald Pleasence, James Coburn, David McCallum, Gordon Jackson, entre muchos otros, con sus diferencias de personalidad y talento se siguen fugando o intentan hacerlo para gloria del género. Mi favorito entre ellos es James Garner y su jopo imbatible, actor talentoso y personalísmo como pocos.
sábado, 7 de enero de 2012
Una voz en el teléfono
-Hola, ¿Gustavo?
-Sí.
-Soy Humphrey.
-¡¿Humphrey?!
-No, si voy a ser Lauren Bacall.
-No me jodas, estaba distraido.
-Mirá, te llamaba porque ya es hora de volver.
-¿Te parece?
-No dije que me parecía, te dije que ya es hora de volver.
-¿Y las vacaciones?
-Todo llega a su fin, hasta lo bueno.
-Habló el rey del optimismo.
-No jodás, no soy Danny Kaye, soy Bogart.
-Oíme, no podemos negociar unos días más.
-Como poder, podemos, pero si no volvés pronto, corrés el peligro de no volver nunca.
-¿Sería tan grave?
-Te joderías vos. Con algunas cosas, hay que hacer para ser. Sorry, kid.
-Está bien. Mañana o pasado mañana vuelvo.
-OK, a más tardar pasado mañana back to business, boy.
-Sí.
-Soy Humphrey.
-¡¿Humphrey?!
-No, si voy a ser Lauren Bacall.
-No me jodas, estaba distraido.
-Mirá, te llamaba porque ya es hora de volver.
-¿Te parece?
-No dije que me parecía, te dije que ya es hora de volver.
-¿Y las vacaciones?
-Todo llega a su fin, hasta lo bueno.
-Habló el rey del optimismo.
-No jodás, no soy Danny Kaye, soy Bogart.
-Oíme, no podemos negociar unos días más.
-Como poder, podemos, pero si no volvés pronto, corrés el peligro de no volver nunca.
-¿Sería tan grave?
-Te joderías vos. Con algunas cosas, hay que hacer para ser. Sorry, kid.
-Está bien. Mañana o pasado mañana vuelvo.
-OK, a más tardar pasado mañana back to business, boy.
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