miércoles, 12 de octubre de 2011
Corrientes ocultas
Internet puede ser el Paraíso para el cinéfilo.
Uno puede llenar huecos. En libros y en artículos había leído que en 1946, el
director Vincente Minnelli (sí, el papá de Liza) y Katherine Herpburn habían
intentado algo nuevo para sus carreras: el melodrama policial con tintes noir: Undercurrent
(Corrientes ocultas o conocida también como Trágico secreto), que no había
tenido el gusto de ver. Sin ser una maravilla, está muy bien contada. Arranca
como una comedia, género asociado a la Herpburn por aquel momento. Ann
(Herpburn) es la hija de un químico, a la que la mucama quiere casar porque
teme que se quede para vestir santos. El padre (Edmund Gwenn) inventó no sé qué
cosa que le gusta mucho al perro porque huele a hamburguesa cruda. Un día
aparece por la casa un industrial, Alan (Robert Taylor) que le quiere comprar
al padre esa no sé qué cosa que le gusta al perro. Hay un flechazo entre Alan y
Ann y al poco tiempo se casan. Cuando se vieron por primera vez, Ann notó que
él reaccionó como si la conociera o como que le recordaba a alguien (Oh, oh) Y
un pretendiente que Ann tenía y que había conocido circunstancialmente a Alan
le dijo que aunque Alan era el reputado inventor de un controlador de vuelo que
había ayudado a ganar la guerra, cuando se lo interrogaba en detalle parecía
saber muy poco sobre su invento (Oh, oh) Instalados en Washington, Alan da una
fiesta para presentarla en sociedad. Ann pensaba que sería algo íntimo y
resulta que hay como 40 invitados. Ann se preocupa porque viste como una
pueblerina, él le dice que no le parece que sea así, pero al día siguiente la
lleva de compras y resulta que sabe un montón de modas. (Oh, oh) ¿Quería
humillarla? ¿O mostrarse como un Pigmalión, exhibiendo primero una palurda y
después una dama de sociedad? El secretario de Alan, Warmsley (Clinton
Sundberg) se sorprende al conocer a Ann, como si la conociera o como si le
recordara a alguien (Oh, oh) Una noche, Alan le cuenta a Ann que tiene un
hermano, Michael (Robert Mitchum) que lo estafó, que él aguantó todo mientras
su madre estaba viva, pero que ni bien la señora murió, le quitó todo, que
espera que haya ido a la guerra y muerto en ella. (Oh, oh) Alan le subraya
también que no quiere volver a hablar del hermano. Pero como Ann es curiosa,
inteligente y está todo el día al reverendo dope comienza a intentar averiguar
quién o qué era el famoso hermano. Irá armando un rompecabezas que terminará
poniéndola en peligro. Katherine Herpburn como siempre está perfecta. Robert
Taylor, bien dirigido por Minnelli da una actuación bastante decente para
variar, y a Robert Mitchum lo que le toca hacer le viene como anillo al dedo.
Minnelli que, aparte de ser unos de los capos de los musicales, era un gran
narrador crea los climas adecuados.
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Pero yo sí la había visto en Sábados de Súper Acción, de chico. (Pito catalán)
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