miércoles, 2 de abril de 2014

Doce casas




Me deliran las actrices y las buenas, ni les digo. Esperaba el estreno de Doce casas con la expectación con que otros esperan, no sé, un clásico de fútbol, la polla de potrancas o el concierto de su banda favorita. Que Leonor Manso, Rita Cortese, Cristina Banegas, Tina Serrano, María Onetto, Julieta Zylberberg, Susu Pecoraro, Aylín Salas, Verónica Llinás, Alejandra Flechner, Julia Calvo, entre otras magníficas, fueran a habitar y respirar textos de Santiago Loza (que se ganó mi admiración fiel con ese hermosísimo monodrama Nada del amor me produce envidia) acrecentaba la urgencia. Sé que no es aconsejable alentar tanta ansiedad, que es el camino más veloz a otra desilusión, aunque esta vez había un reaseguro, el inconmensurable talento de las mencionadas, quienes hasta en sus peores noches vuelven la cita ineludible.


Son doce historias, cada una de ellas dividida en cuatro capítulos de media hora. El hilo que las une es la visita de una imagen de la Virgen a cada casa.


Antes del estreno, Loza en un reportaje, adelantaba lo siguiente: "Las historias se desarrollan en un pueblo pequeño en la década del 80, con el final de la dictadura como telón de fondo. Fue la época en la que la televisión pasó del blanco y negro al color. Rescatan una estética, un imaginario y unos referentes culturales importantes para los que hoy andamos por los 40 años: películas como Flashdance y programas como los de Gasalla y Juana Molina de aquellos días. Es una propuesta alternativa desde lo visual y también desde la formación del elenco.” (…) “Me parece que en este ciclo se va a ver algo más cercano a mi teatro que a mi cine. Todo el proyecto tiene algo de experimento, pero no porque sea algo críptico. En realidad, son situaciones muy cotidianas que ocurren íntegramente en interiores, en casas de clase media de un pueblo chiquito. Pero tienen una estética de clase media que no se ve en la tele de hoy, donde todo parece de diseño. Tienen humor, sensibilidad y un clima de melodrama."(…) “Nos pareció interesante la idea de trabajar todo en estudios y dialogar con un tipo de televisión que yo vi mucho durante la primavera alfonsinista.”


Esto último está muy logrado y es el primer y único escollo a superar. El programa dialoga con Situación límite de Alejandro Doria, por ejemplo, y la verdad, uno está desacostumbrado a esa quietud de planos, a ese parsimonioso desarrollo de personajes  y conflictos, a esa minuciosa creación de tensiones, a esa concentración de climas narrativos. Pero sobrepasada esa desazón inicial, una vez decodificado el estilo en que la historia se desarrollará, el resto es puro placer.


Esta semana es el turno de La historia de Lidia y Ester. Lidia (Marilú Marini) y Ester (Claudia Lapacó) son dos hermanas mayores y solteras que tienen una mercería. La llegada de un sobrino, Claudio Tolcachir, introducirá una fisura en una relación que creían monolítica.


Verlas a Marilú Marini y Claudia Lapacó desplegar su arte es un banquete, gozoso como pocos. Tolcachir también está muy bien, pero como el eje pasa por Marini-Lapacó son ellas, las que en principal medida, llevan el histrionismo, lisa y llanamente, a pináculos de gloria. Sólo el ditirambo más desatado puede dar una idea de lo que logran. Si como yo son degustadores de grandes actuaciones, no pueden dejar pasar esta oportunidad única.
 
Doce casas va de lunes a jueves a las 22:30 por Canal 7

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