Los hechos pasarán a la historia
intrascendente de las operaciones políticas más berretas como la Semana
Cabandié. El señorito Juan tuvo el mal gusto de pasarle el trapo al aforístico
rabino Bergman y a la reina del pastelito Carrió en un debate de la señal Todo
Nocivo y como, a pesar de operaciones de prensa anteriores que lo presentaban
como el boludo que dice que hay peces en el Riachuelo, comenzaba a subir en las
encuestas, debía ser castigado.
Durante el fin de semana largo nos
bombardearon con un videíto por el que, a lo sumo, podíamos decir que lo
desnudaba como un pelotudo importante con problemas de personalidad. Sin
embargo, se hacían unas lecturas tan intensamente morales que dejaban a los
puritanos fanáticos a la altura de la filósofa libertaria Moria Casán.
Yo no tengo ni una bicicleta, pero
los que tienen autos cuentan anécdotas jugosas con inspectores de tránsito, de
allí que en algunos foros los más sensatos decían: che, no es más que un
fragmento de una discusión para evitar que te secuestren el auto.
El domingo en su programa de sandeces
de saldo, el ex progre devenido estrella reaccionaria presentó un minuto más
del ya famoso videíto y se desgarraba las vestiduras trepado a coturnos Paruolo
de canje, conseguidos mediante extorsión.
Para el martes el tema estaba en su
máximo apogeo. Entro a una clase de sólo mujeres, sacan el tema y prenden teas
para asar al señorito Juan a la Juana de Arco. Las detengo en la puerta con el
grito: ¡No, estamos siendo manipulados! Se quedan de una pieza y creen que por
fin me he sumido en la locura del alcohol y la fatiga. Les explico que no
podemos sacar conclusiones drásticas de un video editado en el que apenas se
ven fracciones de una discusión mayor y que incluso en el intento de
perjudicarlo se ven atenuantes tales como no quiero chapear de diputado y esas
cosas, que tendremos más elementos de juicio cuando veamos, si tal cosa pasa,
el video completo. Apagan las teas y sofrenan la furia justiciera cuando les
digo que todas han discutido con sus maridos y que si alguien las hubiera
filmado y hubiera editado sólo frases sueltas y se hubiera mostrado el
resultado a sus suegras, éstas las envenenarían con estricnina en el próximo
asado familiar.
El miércoles se conoce un video más
extenso en el que el señorito Juan queda hasta bien parado. Los medios
hegemónicos, que se disfrazan de periódico escolar en las audiencias de la
Corte Suprema a la Maryland, lo han hecho otra vez. Convertirnos a todos en
matronas histéricas para que no hablemos de política. Hacen bien, la política
los puede mandar en cana si avanzan las causas de complicidad con la dictadura.
Mientras tanto en otro lugar del planeta, el eterno Raphael hace aspavientos y
canta: Es un escándalo. Y Juan Perugia
junta los dedos y dice: ¿Y ahora me lo venís a decir?
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