lunes, 24 de octubre de 2011

Por fin

¡Por fin pude ver El fin de Sheila (The last of Sheila, 1973)! ¿Por qué me desesperaba verla? Por una sencilla razón. Soy un devoto, por no decir fanático, admirador de Stephen Sondheim, el genial letrista y compositor de Algo gracioso sucedió camino del foro, A little night music, Follies, Company, Pacific overtures, Sweeney Todd, Into the woods, etc. (me encanta este etcétera porque involucra obras que amo tanto como las que consigno, pero que no incluyo para no apabullar, no por mi sapiencia que es nula sino por la munificencia de su obra). Confesión apasionada: de Gershwin, Weill y Sondheim no hay cosa que no me guste). Bueno, la cuestión es que Sondheim, junto con Anthony Perkins, escribió el guión de The last of Sheila, el único para cine hasta la fecha. ¡Y yo no había visto el film! Cuando se estrenó, yo era un pibe, sí alguna vez lo fui, y no tenía idea por entonces de quién corno era Sondheim, de modo que pasó de largo sin que me preocupara verlo. En aquel momento estaba ocupado descubriendo las maravillas que Bergman, Fellini, Buñuel, Ferreri, De Sica, etc. (amo también este etcétera) tenían para darnos. No recuerdo si la dieron por tele, pero no alcancé a verla en el cable. Anduvo un tiempo por Space, pero siempre llegaba tarde. Cuando empezó el downloading de internet, la busqué y la busqué sin resultados positivos. Hasta ahora. Espere con impaciencia a que bajara, la abrí, vi que estaba entera y decidí verla sin interrupciones. Para eso debía esperar a la mañana del sábado, que por algún error del cosmos suelen ser tranquilas. A Sondheim le encantan los juegos de ingenio. Durante años armó acertijos, palabras cruzadas y esas cosas para el New York Times de los domingos. The last of Sheila se basa en juegos que se entrelazan continuamente. Sheila, la esposa de un sádico productor cinematográfico, Clinton Greene (James Coburn) muere atropellada por un conductor que se da a la fuga. Unos años después, Clinton reúne en un crucero por el sur de Francia a un grupo de amigos, entre los que espera desenmascarar al asesino de Sheila. Adicto a los juegos, como Sondheim y Perkins, organizó un acertijo para cada velada. Y como es de esperarse, habrá más de una sorpresa. El elenco es una selección de nombres muy populares o familiares en las películas de los setenta: Dyan Cannon es una agente feroz, James Mason es un ex importante director de cine, Richard Benjamin es un guionista sin ideas, Joan Hackett es su esposa rica de pasado sombrío, Ian McShane es el marido arribista que procura explotar la fama de Alice, Rachel Welch, que interpreta lo que era en ese tiempo, una actriz conocida hasta en los Polos. Básicamente el film es un whodunit (¿quién lo hizo?, ¿quién es el asesino?) Por supuesto tiene algo de Agatha Christie, la reina del whodunit, sobre todo en las revelaciones à huis clos (a puerta cerrada), con los sospechosos encerrados en un ámbito del que no pueden huir. Leo en la página de donde la bajé que The last of Sheila se está redescubriendo y transformando en una película de culto. Se lo merece, es tan artificiosa como inteligente, ingeniosa y mordaz. Ah, la dirigió Herbert Ross.

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