jueves, 29 de enero de 2015

El malvado teatro



Me acabo de enterar de que Anna Kendrick (a la que aprendí a amar en Amor sin escalas (Up in the air) junto a George Clooney) fue una niña prodigio.

En 1998 deslumbró a Broadway como la niña de Alta sociedad. Y ya que también estaba en cartel por esos tiempos Cabaret, a alguien se lo ocurrió para esta gala de damas protagonistas de musicales, mezclar las canciones Don’t tell mama (No se lo cuentes a mamá) de Cabaret (que no está en la película porque fue reemplazada por Mein Herr) y Life on a wicked stage (La vida en el malvado teatro) de Showboat, contrastando la inocencia con la experiencia.

El resultado es fascinante.  De No se lo cuentes a mamá quedó solo la fanfarria y la frase Mamá cree que vivo en un convento, en tanto que La vida en el malvado teatro se canta entera.

Mientras esperamos que Anna Kendrick nos deleite con su Cenicienta de En el bosque, el film de Rob Marshall basado en el musical de Sondheim que se estrenará la semana próxima, los invito a verla y escucharla cuando literalmente hacía pininos. 






(Anna)
Mama thinks I'm living in a convent
Mamá cree que vivo en un convento
Why do stage struck maidens clamor
¿Por qué las doncellas claman
To be actin' in the drammer?
Por subirse a un escenario?

(Las chicas)
We've heard say
Porque dicen
You are gay
Que estás contenta
Night and day.
Todo el tiempo

(Anna)
Oh, go 'way!
¡No embromen!

I drink champagne from a slipper.
Bebo champán en un zapato de cristal
You drink water from a dipper,
Ustedes toman agua con un cucharón


(Las chicas)
Tho' it seems cruel to bust
Aunque sea cruel aplastar
All your dreams,
Todos tus sueños
(Anna)
Still I must;
Debo hacerlo
Here's the truth I tell you:
Les digo la verdad
Life upon the wicked stage
La vida en el malvado teatro
(Las chicas)
Ain't ever what a girl supposes;
No es lo que una chica supone
(Primero Anna, después todas)
Stage door Johnnies aren't raging
En la puerta de entradas los galanes no se pelean
Over you with gems and roses.
Para regalarte joyas o rosas
(Anna)
If you let a feller hold your hand (Las chicas) (which
Si dejas que un tipo te tome la mano (lo que
Means an extra beer or sandwich),
Significa una cerveza extra o un sándwich),
(Anna)
Ev'rybody whispers: "Ain't her life a whirl?"
Todos murmuran: "¿No es su vida un torbellino?"
Though you're warned against a roué
Aunque te advierten que un canalla
Ruining your reputation,
Puede arruinar tu reputación
We have played around
Practicamos
The one night trade around
El acuerdo de una sola noche
(Anna)
A great big nation:
Por toda la nación
Wild old men who give you jewels and sables
Los viejos verdes que te regalan joyas y pieles
(Las chicas)
Only live in Aesop's Fables.
Solo viven en las fábulas de Esopo
(Anna)
Life upon the wicked stage
La vida en el malvado teatro
Ain't nothin' for a girl.
No es para una chica

(Las chicas)
Though we've listened to you moan and grieve, you
Aunque te oímos protestar y penar,
Must pardon us if we do not believe you,
Perdónanos si no te creemos
There is no doubt
No hay duda
You're crazy about
De que te enloquece
Your awful stage!
¡El feo teatro!

(Anna)
I admit it's fun
Admito que es divertido
To smear my face with paint,
Pintarrajearse la cara
Causing ev'ryone
Y hacer que todos
To think I'm what I ain't,
Crean que sos lo que no sos
And I like to play a demi-mondy role
Y me gusta interpretar a la meretriz
With soul!
Con sentimiento
Ask the hero does he
Preguntarle al héroe
Like the way I lure
Si le gusta cómo seduzco
When I play a hussy
Cuando interpreto una atorranta
Or a paramour,
O a una enamorada.
Yet when once the curtain's down
Pero cuando baja el telón
My life is pure,
Mi vida es pura
And how I dread it!
Y ¡cómo la detesto!

(Las chicas)
Life upon the wicked stage
La vida en el malvado teatro
Ain't ever what a girl supposes;
No es lo que una chica supone
Stage door Johnnies aren't raging
En la puerta de entradas los galanes no se pelean
Over you with gems and roses.
Para regalarte joyas o rosas


If some gentleman would talk with reason
Si algún caballero hablara con fundamento
We would cancel all next season.
Cancelaríamos toda la temporada que viene
(Anna)
Life upon the wicked stage
La vida en el malvado teatro
Ain't nothin' for a girl!
No es para una chica
(Las chicas)
We got virtue but it ain't been tested.
Nuestra virtud no ha sido puesta a prueba.
(Anna)
No one's even interested.
Nadie está interesado siquiera.
(Todas)
Life upon the wicked stage ain't nothing for a girl.
La vida en el malvado teatro no es para una chica


No se lo cuentes a mamá
Letra: Fred Ebb
Música: John Kander

La vida en el malvado teatro
Letra: Oscar Hammerstein II
Música: Jerome Kern

jueves, 22 de enero de 2015

Y el Noir vino de los países nórdicos



Y un buen día la literatura policial negra empezó a llegar de los países nórdicos, y era tan buena que los fieles lectores de policiales no nos preguntamos por qué sino que pedimos que siguieran viniendo.


El primero que llegó a mí fue Henning Mankell  de Suecia y su detective Wallander, y nos hicimos tan amigos que hasta releí sus libros una y otra vez, como quien conversa de las mismas cosas, así, como con los amigos de verdad. Asesinos sin rostro, Los perros de Riga, La leona blanca, El hombre sonriente, La falsa pista, La quinta mujer, Pisando los talones, Cortafuegos y etc. Tan asiduo de su compañía me hice, que nunca quise leer el libro con el que Mankell lo condena al Alzheimer. ¿Por qué los autores cuando quieren deshacerse de un personaje de éxito lo matan o lo enferman sin retorno? ¿Por qué nunca los mandan a una isla casi desértica a que rumie los errores de su pasado con un perro? Les dieron fama y fortuna y cuando quieren comenzar un nuevo capítulo creativo, les deparan destinos tristísimos. Son unos desagradecidos por donde se los mire.



Después llegó Stieg Larsson, también de Suecia, casi de casualidad, antes de que se desatara el fenómeno, gracias a una vendedora. Había elegido no sé qué novela y camino de la caja, me topé con ella que me dijo: “No se lleve ese, es malo, venga, tome este, hágame caso, no se va a arrepentir”; y me dio Millennium 1 o sea Los hombres que no amaban a las mujeres. Esperé con ansias Millennium 2 y 3, que por aquí se publicaron casi simultáneamente, o sea La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire. Y claro, Lisbeth Salander se quedó a vivir en un rincón de mi mente para siempre.


Después llegué a Arnaldur Indridason de Islandia. Guau, guau, guau. Dice Wikipedia: “En 1997 creó para sus novelas policíacas al personaje del inspector islandés Erlendur Sveinsson, un hombre obsesionado por el pasado y la sombra de su hermano, un niño que desapareció. Divorciado tras un breve matrimonio, solitario y deprimido, Erlendur tiene una hija drogadicta llamada Eva Lind, a la que sólo habla cuando no puede escucharle, y un hijo llamado Sindri Snaer. La investigación criminal en sus novelas suele ser un pretexto para resolver un enigma del pasado, y en ellas el lirismo cumple un papel importante.” Hasta ahora se consiguen por aquí Las marismas, La mujer de verde, La voz, El hombre del lago e Invierno ártico. ¡Hay otras 8 novelas más con Sveinsson! Traduzcan, chicos, e impriman. Juro que no me quejaré ni aunque se consigan, como las anteriores,  solo en esas pedorras versiones de macarrónico español madrileño.
 

Llegué después a Jo Nesbo de Noruega. Nos estamos conociendo. Arranqué con el opus 10 de su detective Harry Hole, Police (y sí, lo leí en inglés) y tardé unos cuantos meses en reponerme. El hombre escribe negro, negro. Híper noir. Tengo a mano, el opus dos Cockroaches (Cucarachas). En cualquier momento lo empiezo.

Y ahora llego a Jussi Adler-Olsen de Dinamarca y no por sus libros esta vez, sino por dos películas basadas en sus libros. Kvinden i buret (2013) o sea El guardián de los casos perdidos y Fasandræberne (2014) o sea El ausente. Su detective es Carl Mørck. Dice el blog detectivesdelibro.blogspot.com.ar: “Ha trabajado 23 años en la policía, 10 de ellos en la Brigada de homicidios. Tiene muchos defectos: llega tarde, es perezoso, su oficina es un caos, intratable, malhumorado, endurecido, escéptico, mordaz, vuelve locos a sus compañeros, pero es un fantástico policía, con gran experiencia e instinto. (…) Recientemente él y sus dos compañeros han sido víctimas de un ataque, uno de ellos ha muerto y otro ha quedado paralítico. Para apartarle de la calle y los conflictos con sus compañeros sus jefes le ponen al frente del recién creado Departamento Q, una brigada móvil que se ocupa de casos archivados que requieren especial atención. (…) Le asignan como ayudante a Hafez el-Assad, un inmigrante sirio de misterioso pasado, llegado a Dinamarca en 1998. Limpia, prepara café, conduce y poco a poco va ocupando un lugar central en las investigaciones gracias a su inteligencia y su simpatía, que abre caminos cerrados para Mørck.


Cada una de las películas trata un caso distinto. Y si Krister Henriksson fue en la serie de la televisión sueca el perfecto Wallander por su cara cansada, de buen ver, pero algo anodina (lo siento, Kenneth Branagh, sabés que te quiero y te respeto como el mejor, pero tu Wallander para la televisión inglesa es demasiado, demasiado llorón), el dinamarqués Nikolaj Lie Kaas es el perfecto Carl Mørck. Tiene una cabeza de hombre de Neanderthal, y es un actor singularmente expresivo al que el género noir le sienta más que bien. El libanés Fares Fares que interpreta a su compañero Assad también se postula como imprescindible para su papel.
 

Si se cruzan con estas películas en la red, en la calle, en el cable, bájenlas, cómprenlas o detengan el zapping, como me dijo la vendedora que me inició en el Millennium de Larsson: Hágame caso, no se va a arrepentir.