Grand Hotel (Edmund Goulding, 1932) es la
primera película de elenco multiestelar. Entre otros motivos se la recuerda por
la magnífica sobreactuación de Greta Garbo. Su personaje, una famosa ballerina,
al borde del agotamiento y con conflictos sentimentales irresueltos, of course,
repite neuróticamente la frase con la que se asociaría siempre a Garbo: I want
to be alone (quiero estar sola).
En 1989 se estrenaría en Broadway una versión musical del
film, con libro de Luther Davis, letra y
música de Robert Wright y George Forrest. Debo confesar que esta versión no me
entusiasmó demasiado. No le desconozco méritos, pero nunca me sedujo.
Sin embargo hay un número que me parece muy logrado. El barón
Felix Von Gaigern (Brent Barrett, el alto) invita a Otto Kringelein (Michael
Jeter, el petiso) a pasar una noche de juerga (We'll take a glass together).
Otto está mortalmente enfermo y la noche sería su última. El ensamble de
bailarines marca el ritmo, un staccato feroz. La coreografía de gran despliegue
aeróbico marca también el inexorable paso del tiempo que se agota. Es alegre y tétrica
a la vez, como debe ser, y el personaje de Otto despliega su patetismo y
encanto.
La coreografía
y dirección es de Tommy Tune.
No hay comentarios:
Publicar un comentario