viernes, 17 de junio de 2022

Give a girl a break - Tres chicas con suerte

Me pongo a repasar la carrera de actor y bailarín de Bob Fosse y arranco con Give a girl a break, película de Stanley Donen de 1953, que se inscribe en la tendencia de musicales que se centran en la producción, ensayos y estreno de un espectáculo teatral. O sea el musical “perezoso” por excelencia. No hay que concebir una historia jalonada de números musicales que se hilvanen a la trama y que surgan cuando las palabras ya no pueden expresar lo que se siente y haya que ponerse a cantar y bailar para abarcarlo.

 

Ya se sabe, el mundo del espectáculo en general y el del teatro en particular no son para cualquiera. El compositor Leo Belney (Kurt Kasznar), el director y coreógrafo Ted Sturgis (Gower Champion) y su asistente Bob Dowdy (Bob Fosse) se aprestan a dar los toques finales a un show que se traen entre manos, cuando la estrella del mismo, estresada y quisquillosa, los planta con un portazo definitivo sin posibilidades de enmienda. Entonces junto con el productor Felix Jordan (Larry Keating) en vez de sustituir a la estrella saliente con otra deciden Give a girl a break o sea darle a una chica (desconocida, claro) la oportunidad de triunfar. Habrá un creativo y seductor proceso de casting en el que veremos los capacidades de unas cuantas talentosas a la espera de que se les abra una puerta, aunque, al fin, quedarán solo tres posibles candidatas, Madedyn Corlane (Marge Champion), Joanna Moss (Helen Wood) y Suzy Doolittle (Debbie Reynolds). Ted querrá darle el papel a Madelyn, que supo ser su pareja años atrás, Leo optará por Joanna y Bob por Suzy. El problema es que al optar los tres por una candidata diferente, ponerse de acuerdo es imposible. Felix, el productor, harto de espera,  los obligará a recurrir al viejo y querido sorteo, entonces…

 

Esta película se concibió en realidad como vehículo de lucimiento de la pareja en la vida real de Marge y Gower Champion, dos bailarines excepcionales (Gower con el tiempo llegaría a ser uno de los más grandes directores de Broadway) y como afianzamiento de la carrera de la juvenil Debbie Reynolds que ya se había lucido en la histórica Singin’ in the rain (1952) codirigida por Gene Kelly y Stanley Donen que vuelve a dirigirla aquí.

 

Bob Fosse tiene números solo con Debbie y si bien Stanley Donen y Gower Champion figuran como los coreógrafos, se sabe que debido a una encomiable tenacidad y férrea insistencia, Bob Fosse logró que le dejaran coreografiar los números que lo tenían como bailarín. Son coreografías hermosas que no muestran todavía los rasgos distintivos del Fosse que conocemos y amamos.

 

Bob repitió hasta el hartazgo que no prosiguió con su carrera de bailarín cinematográfico porque era uno del montón. Mirá que hay que ser exigente para bailar así y calificarse del “montón”. Aunque, claro, solo sería entendible si al montón al que se refiere es el de Astaire, Kelly, Davis Jr., los Hermanos Nicholas, Ray Bolger, Cagney y unos pocos más.

Gustavo Monteros
 

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