Me pongo a repasar la carrera de actor y bailarín de Bob
Fosse y arranco con Give a girl a break,
película de Stanley Donen de 1953, que se inscribe en la tendencia de musicales
que se centran en la producción, ensayos y estreno de un espectáculo teatral. O
sea el musical “perezoso” por excelencia. No hay que concebir una historia
jalonada de números musicales que se hilvanen a la trama y que surgan cuando
las palabras ya no pueden expresar lo que se siente y haya que ponerse a cantar
y bailar para abarcarlo.
Ya se sabe, el mundo del espectáculo en general y el del teatro
en particular no son para cualquiera. El compositor Leo Belney (Kurt Kasznar),
el director y coreógrafo Ted Sturgis (Gower Champion) y su asistente Bob Dowdy
(Bob Fosse) se aprestan a dar los toques finales a un show que se traen entre
manos, cuando la estrella del mismo, estresada y quisquillosa, los planta con
un portazo definitivo sin posibilidades de enmienda. Entonces junto con el
productor Felix Jordan (Larry Keating) en vez de sustituir a la estrella
saliente con otra deciden Give a girl a break o sea darle a una chica
(desconocida, claro) la oportunidad de triunfar. Habrá un creativo y seductor
proceso de casting en el que veremos los capacidades de unas cuantas talentosas
a la espera de que se les abra una puerta, aunque, al fin, quedarán solo tres
posibles candidatas, Madedyn Corlane (Marge Champion), Joanna Moss (Helen Wood)
y Suzy Doolittle (Debbie Reynolds). Ted querrá darle el papel a Madelyn, que
supo ser su pareja años atrás, Leo optará por Joanna y Bob por Suzy. El
problema es que al optar los tres por una candidata diferente, ponerse de
acuerdo es imposible. Felix, el productor, harto de espera, los obligará a recurrir al viejo y querido
sorteo, entonces…
Esta película se concibió en realidad como vehículo de
lucimiento de la pareja en la vida real de Marge y Gower Champion, dos
bailarines excepcionales (Gower con el tiempo llegaría a ser uno de los más
grandes directores de Broadway) y como afianzamiento de la carrera de la
juvenil Debbie Reynolds que ya se había lucido en la histórica Singin’ in the rain (1952) codirigida
por Gene Kelly y Stanley Donen que vuelve a dirigirla aquí.
Bob Fosse tiene números solo con Debbie y si bien Stanley
Donen y Gower Champion figuran como los coreógrafos, se sabe que debido a una
encomiable tenacidad y férrea insistencia, Bob Fosse logró que le dejaran
coreografiar los números que lo tenían como bailarín. Son coreografías hermosas
que no muestran todavía los rasgos distintivos del Fosse que conocemos y
amamos.
Bob repitió hasta el hartazgo que no prosiguió con su
carrera de bailarín cinematográfico porque era uno del montón. Mirá que hay que
ser exigente para bailar así y calificarse del “montón”. Aunque, claro, solo
sería entendible si al montón al que se refiere es el de Astaire, Kelly, Davis
Jr., los Hermanos Nicholas, Ray Bolger, Cagney y unos pocos más.
Gustavo Monteros
No hay comentarios:
Publicar un comentario