viernes, 3 de junio de 2022

Nivenízate otra vez


 

Me cruzo en Facebook con una foto de David Niven, la replico y por hacerme el gracioso le agrego: Este fin de semana, Nivenízate otra vez. La idea, claro, es sugerir que vean un film con David.

 

Decido seguir mi propio consejo, repaso su filmografía en IMDB y opto por Before Winter Comes (Antes de que llegue el invierno en el original, rebautizada por estos lados como Quiero ser libre), película de J. Lee Thompson de 1968, porque, aunque no me acuerdo mucho de su argumento, recuerdo haberla visto y que en su momento me dejó un sabor agridulce, pero agradable al fin de cuentas.

 

El argumento transcurre en Austria, apenas terminada la Segunda Guerra, en un campo de refugiados desplazados que deben ser reubicados. Este campamento está a cargo de los ingleses y pegado al mismo, hay otro a cargo de los soviéticos.

 

La historia tiene cinco personajes principales. El mayor Burnside (David Niven) un militar inglés que aparta las angustias que pueden despertarle sus decisiones apegándose a las reglas con envidiable literalidad. Decide el destino de los refugiados con la presteza de quien dirige el tránsito. A propósito de esto, Pilkington dirá la mejor línea de la película: Hasta a Dios le tomaría más tiempo decidir si un hombre dice la verdad. Porque hay refugiados que no quieren ser devueltos a su lugar de origen, dado que fueron colaboradores de los nazis y mienten a lo grande.

 

Y ya que lo nombramos, enlistemos como segundo protagonista al teniente Pilkington (John Hurt) un joven idealista que se pregunta sobre si la verdad no está en desafiar las reglas. Curiosamente (o no tanto) Burnside las ha desafiado una vez creyendo que las únicas opciones eran blanco o negro, para ser burlado por los grises de siempre.

 

Janovic (Topol) es un refugiado con un secreto tan justificable como imperdonable en un contexto de rigideces ineludibles, que se vuelve imprescindible porque domina idiomas y dialectos con una versatilidad por la que mataría el políglota más dotado.

 

Maria (Anna Karina), una joven viuda sensual que puede anhelar a su marido muerto en los brazos de algunos hombres que la cortejen con respeto, siempre y cuando no sean del bando de los que lo mataron. No todos los duelos son de sentarse en un rincón a llorar hasta secarse.

 

Y, por último, con menor participación si se quiere, pero no por eso menos decisiva, el capitán Kamenev (Ori Levy) un ruso curtido al que las privaciones y crueldades, atestiguadas y vividas, no lo han hecho más sabio sino más vengativo. Porque, por desgracia, el resentimiento es de largo aliento, y no incluye agradecimientos debidos.

 

Before Winter Comes se basa en un cuento (The Interpreter) de Frederick L. Keefe publicado originalmente en The New Yorker y fue un proyecto con que el siempre eficiente y rendidor J. Lee Thompson quiso alejarse (temporariamente, por suerte) de las películas de acción a secas que fueron su fuerte. Pertenece a lo que se llamaba (antes de la moda de los engendros multitarget) entretenimiento para adultos. Y hace honor a la tendencia. Es un cuento serio, maduro, sagaz, incisivo, con una moraleja irónica: el destino tiende a reírse de la voluntad de los hombres.

 

Hay una versión doblada al español en YouTube con el título con el que se la conoció en España: Cadenas de libertad. Si en alguna ocasión, no saben que ver, no lo duden. Aquello de que si la fidelidad es para con la lejana abstracción de las reglas o la inmediatez de las necesidades urgentes de las personas se les quedará reverberando.

Gustavo Monteros




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