Me cruzo en Facebook con una foto de David Niven, la replico
y por hacerme el gracioso le agrego: Este fin de semana, Nivenízate otra vez.
La idea, claro, es sugerir que vean un film con David.
Decido seguir mi propio consejo, repaso su filmografía en
IMDB y opto por Before Winter Comes (Antes de que llegue el invierno en el
original, rebautizada por estos lados como Quiero
ser libre), película de J. Lee Thompson de 1968, porque, aunque no me
acuerdo mucho de su argumento, recuerdo haberla visto y que en su momento me
dejó un sabor agridulce, pero agradable al fin de cuentas.
El argumento transcurre en Austria, apenas terminada la
Segunda Guerra, en un campo de refugiados desplazados que deben ser reubicados.
Este campamento está a cargo de los ingleses y pegado al mismo, hay otro a
cargo de los soviéticos.
La historia tiene cinco personajes principales. El mayor
Burnside (David Niven) un militar inglés que aparta las angustias que pueden
despertarle sus decisiones apegándose a las reglas con envidiable literalidad.
Decide el destino de los refugiados con la presteza de quien dirige el
tránsito. A propósito de esto, Pilkington dirá la mejor línea de la película:
Hasta a Dios le tomaría más tiempo decidir si un hombre dice la verdad. Porque
hay refugiados que no quieren ser devueltos a su lugar de origen, dado que
fueron colaboradores de los nazis y mienten a lo grande.
Y ya que lo nombramos, enlistemos como segundo protagonista
al teniente Pilkington (John Hurt) un joven idealista que se pregunta sobre si
la verdad no está en desafiar las reglas. Curiosamente (o no tanto) Burnside
las ha desafiado una vez creyendo que las únicas opciones eran blanco o negro,
para ser burlado por los grises de siempre.
Janovic (Topol) es un refugiado con un secreto tan
justificable como imperdonable en un contexto de rigideces ineludibles, que se
vuelve imprescindible porque domina idiomas y dialectos con una versatilidad
por la que mataría el políglota más dotado.
Maria (Anna Karina), una joven viuda sensual que puede
anhelar a su marido muerto en los brazos de algunos hombres que la cortejen con
respeto, siempre y cuando no sean del bando de los que lo mataron. No todos los
duelos son de sentarse en un rincón a llorar hasta secarse.
Y, por último, con menor participación si se quiere, pero
no por eso menos decisiva, el capitán Kamenev (Ori Levy) un ruso curtido al que
las privaciones y crueldades, atestiguadas y vividas, no lo han hecho más sabio
sino más vengativo. Porque, por desgracia, el resentimiento es de largo
aliento, y no incluye agradecimientos debidos.
Before
Winter Comes se basa en un cuento (The Interpreter) de Frederick L. Keefe publicado originalmente en
The New Yorker y fue un proyecto con que el siempre eficiente y rendidor J. Lee
Thompson quiso alejarse (temporariamente, por suerte) de las películas de
acción a secas que fueron su fuerte. Pertenece a lo que se llamaba (antes de la
moda de los engendros multitarget) entretenimiento para adultos. Y hace honor a
la tendencia. Es un cuento serio, maduro, sagaz, incisivo, con una moraleja
irónica: el destino tiende a reírse de la voluntad de los hombres.
Hay una versión doblada al español en YouTube con el título
con el que se la conoció en España: Cadenas
de libertad. Si en alguna ocasión, no saben que ver, no lo duden. Aquello
de que si la fidelidad es para con la lejana abstracción de las reglas o la
inmediatez de las necesidades urgentes de las personas se les quedará
reverberando.
Gustavo Monteros
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