Continúo con mi
retrospectiva personal de Dino Risi. Hoy le toca el turno a su película de
1976. Telefoni bianchi / La diva del
teléfono blanco, sin perder jamás sus ímpetus de cine popular, es un juego
de espejos sobre el cine, estructurado en una historia que es tanto de amor
como de supervivencia en tiempos desgarrados por fascismos y guerras.
Algo así como Pasqualino Settebellezze / Pasqualino Siete
Bellezas (Lina Wertmüller, 1975) se fusiona con I girasoli / Los girasoles de Rusia (Vittorio De Sica, 1970), según
la búsqueda de linajes que tanto le gusta a los críticos anglosajones.
Estamos en Venecia en
los tiempos del fervor Mussoliniano. Marcella (Agostina Belli en su esplendor),
una camarera de un hotel de lujo, está enamorada de Roberto (Cochi Ponzoni), un
pescador. Su trabajo en el hotel pone a la chica en contacto con el mundo del
cine y así iniciará su periplo de aventuras, desventuras, gloria, caída y
recuperaciones varias.
Será amante
accidental, novia abandonada, prostituta, cantante, estrella de cine, fugitiva
política, entre otros varios roles. Roberto, paralelamente, pasará por todos
los frentes de batalla de la Italia fascista y habrá reencuentros frecuentes.
Aunque parezca que se
trata de otra beldad en aventuras galantes provechosas, Marcella no usa su
cuerpo para ascender como sus compañeras de The
Amorous Adventures of Moll Flanders / Las aventuras amorosas de Moll Flanders
(Terence Young, 1965) y Forever Amber /
Por siempre Ambar (Otto Preminger, 1947), no, es como que su cuerpo al no
poder pasar desapercibido la llevara de lecho en lecho, a despecho incluso de su voluntad.
La película cuenta
con la participación especial de Ugo Tognazzi y Vittorio Gassman. La secuencia
con Tognazzi está muy lograda en la presentación y desarrollo de un personaje
miserable como pocos, aunque en el fondo es solo un superviviente sin
escrúpulos potenciado por la guerra.
Gassman que venía de
hacer con Risi, Profumo di donna /
Perfume de mujer en 1974 tiene dos escenas en las que despliega su
histrionismo único. El problema es que en la edición final quedaron una detrás
de la otra y cuentan exactamente lo mismo. Son absolutamente redundantes, pero
supongo que no eliminaron una para tener más tiempo en pantalla a Gassman en
acción. (En una de esas escenas, su personaje, un divo del cine, enloquece en
medio de una fiesta, en la escena siguiente, su personaje ha huido del
manicomio donde estaba confinado e irrumpe en medio de otra fiesta)
Si Primo amore transcurría toda en
invierno, aquí la acción por entero transcurre en verano. De nuevo esa
circunstancia de contrato de actores que solo están disponibles una temporada
acotada para un proyecto específico, que debe concluirse cuanto antes por
necesidades comerciales de estreno es usada de modo creativo.
Telefoni bianchi no es perfecta ni por asomo, pero es muy regocijante.
Conozco poco de los entretelones del género de Teléfono blanco italiano, aunque
leí por ahí que las desventuras de esta actriz ficcional revelan mucho para los
que estaban al tanto de lo pasaba en bambalinas. Por eso, para todos los demás
nos queda la suposición de que, aunque no lo digan, el argumento está basado en
algunos hechos muy reales.
Gustavo Monteros
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