Que no se me pongan celosos
los DeNiro, los Jim Carrey, los Gene Hackman, los Mastroianni, los Belmondo,
los Burt Lancaster, los Danny Kaye, los James Garner, entre otros nombres
rutilantes a los que les juré amor eterno en la oscuridad de los cines, pero a
nadie amé tanto como Nino Manfredi, el hombre vivía en la genialidad, su
sensibilidad de tan flagrante era casi corpórea, su timing era perfecto en
drama o comedia, podía pasar de chistes gruegos a la más ligera sutileza, pocos
como él, por suerte queda una larga foja de servicios con varios clásicos para
descubrirlo, redescubrirlo y después celebrarlo, siempre. Saturnino
"Nino" Manfredi fue su nombre de hombre, pero yo sospecho, como un
maestro de actuación que tuve, que era más ángel que humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario