jueves, 30 de julio de 2020

Programa Doble 01 - Hampstead - Hope Gap



Hampstead (Joel Hopkins, 2017) y Hope Gap (William Nicholson, 2017) tienen varias cosas en común. Para empezar sus títulos refieren a lugares existentes. Son películas inglesas protagonizadas por estrellas estadounidenses, circunscriptas a un ambiente inglés con actores británicos de coprotagonistas. Y las dos son comedías dramáticas con el duelo de una pérdida en segundo y primer plano respectivamente.

 


En Hampstead, Diane Keaton es Emily, una viuda reciente que lidia como puede con un presente lleno de deudas y la aceptación de la infidelidad de su marido muerto, circunstancia de la que se enteró precisamente al acceder a su viudez. La causalidad la llevará a toparse con Donald (Brendan Gleeson) un hombre que vive “ecológicamente” en una especie de reserva natural que fue en algún momento los jardines de un hospital, al que quieren erradicar para erigir un edificio de lujosos departamentos como en el que vive Emily.

 


Diane Keaton, se sabe, es delicia pura. Esta vez por suerte no la matan de un cáncer como acostumbran en varias películas suyas recientes sino que le dan la chance de recomenzar o más bien comenzar, porque la pobre fue de un mandato social a otro sin llegar a preguntarse nunca qué es lo que quiere o pretende de su vida. Y Brendan Gleeson, se sabe, es un grandulón agresivo o quejoso según el film que le toque. Aquí es un ermitaño al que no le queda más remedio que enfrentar la sociedad a la que lleva años esquivando. La diferencia física entre ambos protagonistas es notoria y el director la explota con acierto en una escena inolvidable. Van a ver por primera vez a un abogado que puede ocuparse de la situación de Donald y ahí están en una callecita, Donald grandote pero inseguro y Emily frágil pero decidida. Pocas veces físicos tan contrastantes se revistieron de características tan opuestas a sus complexiones. Y hay otra escena de una ternura e intimidad altamente poética que se logra con algo mínimo. Donald y Emily van en el ómnibus sentados en un asiento doble, Donald lo ocupa casi por completo, a Emily no le queda más remedio que rozarlo al ubicarse y saca su mano del brazo de Donald con premura, pero Donald toma la mano de Emily y la coloca sobre su brazo. Son solo unos segundos que cuentan más que dos tomos de guión y que se quedan a vivir en uno.

 


En Hope Gap Grace (Annette Bening) y Edward (Bill Nighy) son un matrimonio de años con un hijo veinteañero, Jamie (Josh O’Connor, recordado como el joven príncipe Carlos en la temporada 3 de The Crown). Grace prefiere teorizar precisiones sobre su matrimonio mientras que a él le gusta callar. Quizás ella intuye que algo decisivo está por suceder. Y sucede nomás, Edward toma su valija y se va. Para Grace la separación es devastadora e inadmisible. Como buena católica practicante el divorcio no existe y jamás se planteó la posibilidad. El duelo es terrible y los llevará a los tres a una deslumbrante sabiduría. El guión que es del mismo director, William Nicholson, es punzante, doloroso, lacerante, a la vez que fluido, elocuente y brillante. Me sorprendió gratamente.

 


Dos películas muy atendibles. Hampstead es más amable y fácil de seguir. Hope Gap es más ardua pero recompensa. Diane Keaton y Annette Bening son dos actrices prodigiosas, Brendan Gleeson y Bill Nighy no les van a la zaga. En Hampstead, la gran Lesley Manville se hace notar y James Norton como hijo de Keaton se luce menos que Josh O’Connor al que le toca un rol más lucido como hijo de Bening.

 

Para hacerse un hermoso programa doble.

Gustavo Monteros


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