Al año 1959, el director
Stanley Donen (entre otras, nada más ni nada menos que Cantando bajo la lluvia) y el actor Yul Brynner (que patentó la
calva antes que Telly Savalas o Bruce Willis) lo pasaron juntos. Trabajando,
digo, no sea cosa que se pongan a pensar mal, o bien, bah. Hicieron dos
comedias que no figurarán entre las obras maestras del género, pero que tampoco
avergonzarían ningún currículum y que los que peinamos canas y veíamos la
televisión de 5 canales aprendimos a apreciar, ya que las daban seguido y las
calles de la dictadura no eran precisamente amistosas. Y que por esas cosas de
la vida, después con el VHS y el cable, se volvieron esquivas y solo persistían
en nuestra memoria.
Y se va la primera. Once more, with feeling!, rebautizada para
estos pagos como Volverás a mí u Otra vez con amor. Se basa en una obra
de teatro de Harry Kurnitz que fue un éxito en Broadway. Yul es Víctor Fabian,
un director de orquesta, temperamental y egocéntrico como pocos. Al igual que
Calamardo, las paredes de su casa están repletas de retratos suyos. Su esposa,
Dolly (Kay Kendall) es el reverso de su moneda, una ex arpista que lo ayuda
seduciendo patrocinadores para su orquesta y reparando los egos heridos por los
arrebatos físicos y psíquicos de su marido. Entre ambos, para equilibrar o
desequilibrar situaciones, el representante de Víctor, Maxwell (Gregory
Ratoff), un hombre que habla inglés con fuerte acento ruso y que profiere
juramentos muy divertidos, como que si lo que dice no sea verdad que tenga que
aguantar toda una ópera de Wagner sin levantarse de su butaca ni dormirse. Un día
mientras Dolly va a una fiesta con patrocinadores a los que debe encantar para
que continúen con la subscripción, Víctor debe entrevistar a una niña prodigio
de 12 años, que por un error de tipeo no tiene 12 sino 21 y que como es muy
sexy, la audición es más bien carnal que musical. Pero hete aquí que Dolly los
descubre y se va. A los 6 meses, Víctor debe recuperarla sí o sí, porque sin
ella se acaba el patrocinio y adiós orquesta. Pero ella que se fue a dar clases
a una universidad inglesa (que no está muy lejos, porque la acción principal
transcurre en Londres) se lió con un
colega, el Dr. Richard Hilliard (Geoffrey Toone) y como no está casada
con Víctor aunque así se lo hizo creer a Richard, primero tendrá que casarse
con Víctor para después separarse. Algo bastante difícil porque por más
promesas, juramentos y declaraciones de odio que se hagan, Víctor y Dolly
todavía se aman y lo que no es poco, se desean.
La película más que disimular
su origen teatral, lo subraya. Los personajes, ya muy histriónicos de por sí,
hablan a los gritos y se mueven ampulosamente. Los fragmentos musicales de compositores
como Wagner, Beethoven, Strauss, Rimsky-Korsakov, Chopin, Litszt, o Tchaikosvky
ofician de deliciosos hiatos a tanta voz en cuello. Hay un gag final con la
famosísima marcha de John Philip Sousa, The stars and stripes forever. Ah, el
peor lugar que se le ocurre a Maxwell (Gregory Ratoff) para que Víctor se haga
cargo de una orquesta, el equivalente a una Siberia estadounidense, es Fargo,
Dakota del Norte, sitio que los hermanos Coen mitificarían en 1996 y que
después a partir de 2014, Noah Hawley revisitaría para gloria de la televisión
en hasta la fecha dos fabulosas temporadas de la serie homónima.
Once
more, with feeling! se filmó entre el 3 de abril y el 30 de
junio de 1959 en los estudios de Bolougne, Paris, y se estrenó en febrero de
1960. Fue el último trabajo de Kay Kendall, que moriría de leucemia a sus 33
años, el 6 de septiembre de ese año, 1959. Comediante deliciosa que estaba
casada con Rex Harrison y que los matiné-Eros de entonces recordamos por sus
dos trabajos previos a éste: La rebelde
debutante (Vincente Minnelli, 1958) junto a Rex Harrison, Sandra Dee, John
Saxon y la híper-fabulosa Angela Lansbury y Les
girls (George Cukor, 1957) junto al sumun de lo maravilloso Gene Kelly, Mitzi
Gaynor y Taina Elg más canciones de Cole Porter. Curiosamente Gregory Ratoff,
el actor que hace de representante también moriría de leucemia, en su caso a
los 63 años, el 14 de diciembre de 1960. Y la curiosidad del tercero en
discordia en la comedia, Geoffrey Toone, descripto como un auténtico ídolo de
matinée por sus rasgos parejos, como esculpidos, fue que vivió durante más de
40 años en pareja con otro actor, Frank Middlemass, recuérdese que en el siglo
pasado esas cosas no eran muy bien vistas y se tenían que mantener en absoluto
secreto. Toone murió a los 94 años, el 1 de junio de 2005. Su pareja,
Middlemass, murió a los 87 años, casi un año después, el 8 de septiembre de
2006. Cuando los miembros de una pareja mueren con poco tiempo de separación,
al romántico que hay en mí le gusta creer que el segundo muere de tristeza. Sin
comentarios…
Y se va la segunda. Surprise package. Rebautizada para estos
pagos como Una rubia para un gánster
o Paquete sorpresa. Yul, esta vez,
hace de Nico March, un gánster de origen griego que es deportado por el FBI a
su Grecia natal, a la isla de Lindos, para ser más precisos. Antes liquida
todos sus “negocios” por los que junta más de un millón de dólares (por ese
tiempo una cantidad enorme). El dinero irá a parar a una valija que se
constituirá en el “paquete” que Nico espera con ansia (al igual que el jefe de
policía de la isla (Eric Pohlman), un espía húngaro vocacional, Tibor (Guy
Deghy) y un maleante de poca monta, Klimatis (Warren Mitchell). Claro, el
paquete no llegará, se lo quedarán los ex hombres de confianza de Nico, en su
lugar vendrá Gabby Rogers (Mitzi Gaynor) su rubia amante. A Nico no le quedará
más remedio que idear un plan (no para comprarle como estaba en tratativas)
sino para robarle la corona al rey Pavel de Anatolia (Noël Coward) depuesto
monarca que pasa su exilio en la isla y que quería venderla para financiar sus demandantes
gastos o sea el mantenimiento de tres chicas ex campesinas que en menos de dos
semanas pasaron de ordeñar cabras a exigir Cartier, Christian Dior, Chanel.
El guión vuelve a ser de
Harry Kurnitz, aunque esta vez no se basa en material propio sino en un libro
de Art Buchwald. Esta comedia es más cinematográfica que la anterior, aunque no
es en colores como aquella sino en hermoso blanco y negro. Yul Brynner arranca
en un tono alto, como si estuviera todavía encarnando al director de orquesta, Víctor Fabian, después,
por suerte, cuando ya está en la isla, ya sea por la naturaleza, Noël Coward,
que aparte de ser el rey Pavel, era el rey de la relajación actoral, o por el
delicioso aplomo de Mitzi Gaynor, se calma y se pone maravillosamente sutil.
Cerca del final, Coward y Gaynor hacen una hermosa canción de Sammy Cahn y
Jimmy Van Heusen, que se llama igual que la película, claro.
Surprise
Package se filmó entre el 19 de octubre y el 23 de diciembre de
1959 en los estudios Shepperton de Londres y en la isla de Lindos, y se estrenó
en octubre de 1960.
Ambas películas tienen
títulos de apertura diseñados por el genial Maurice Binder. Y ninguna de las
dos tuvo éxito en la taquilla. Pero como Dios premia a los que hacen comedia,
más fama, más dinero y más laureles los esperaban a Yul y a Stanley a la vuelta
de la esquina. En 1960 Yul sería uno de Los
siete magníficos, inolvidable versión en western de Los siete samuráis de Kurosawa. Y Stanley tendría dos colaboraciones
con el que-está-más-allá-de-todos-los-adjetivos Cary Grant, primero La mujer que quiso pecar (The grass is greener, 1960) y después,
maravilla de maravillas, Charada (1963).
Stanley Donen (con quien
comparto el mismo día de nacimiento; día y mes, no año, claro) y Mitzi Gaynor
(con quien no comparto nada, aunque quisiera ser así de encantador o
simpático), y ojalá por mucho tiempo más y bien, están todavía entre nosotros.
Como dije, hay que hacer comedia, no sé si se vive más, pero mejor, seguro.
Gustavo Monteros
De yapa, un número de Les girls, con Mitzi Gaynor y coreografía de Gene Kelly, nótese el salto de Gene Kelly a la barra, ¡guau!
Ma ra vi llo so !!!!!
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