Cualquiera
sea nuestra filosofía, religión o creencia, cuando nos conviene nos ponemos
fatalistas. Hacemos algo y decimos: Que
sea lo que Dios quiera. No hacemos algo y decimos: Si tiene que ser, será. La cosa es sacarnos de encima la neurosis de tener que decidir
encomendándonos a las leyes superiores que rigen los destinos. Después de todo
abundan las anécdotas de Fue lo que Dios
quiso o de Lo que tuvo que ser, fue.
Esto
viene a cuento porque en el blog de al lado (http://cronicas-de-cine.blogspot.com.ar/)
me relamo de gula con el encuentro actoral entre Juliette Binoche y Kristen
Stewart en El otro lado del éxito (Clouds of Sils Maria), algo que estuvo a
punto de no suceder.
Kristen
Stewart era la primera elección del director/guionista Olivier Assayas, pero
por una “confusión” de su agente, la producción de la película creyó que desistía. Mia Wasikowska
fue elegida para reemplazarla.
Kristen
habló directamente con la producción para saber qué había pasado, le
contestaron que, “confusiones” al margen, el papel de Valentine, que le habían propuesto
originalmente lo haría ahora la Wasikowska, pero que de todos modos podrían
ofrecerle el papel de Jo-Ann Ellis, que
terminaría por ser interpretado por la también hipertalentosa Chloë Grace Moretz.
Kristen
tenía sus dudas, quería participar en la película, pero quería hacer el papel
de Valentine y no el de Jo-Ann Ellis. La historia como sabemos tuvo un final
feliz: Mia Wasikowska se bajó del proyecto y la Stewart se quedó con el
anhelado rol.
Nadie
niega que la Wasikowska tiene lo suyo, pero actuar no se trata solo de retratar
personajes sino de establecer relaciones con los compañeros y potenciar la
historia que se cuenta. En el film, Juliette Binoche se complementa de
maravillas con la Stewart, ¿lo habría hecho igual con la Wasikowska? Ya nunca
lo sabremos, pero en vista de los resultados, no nos inquietamos mucho.
¿Habrá
Kristen Stewart despedido a su agente por casi hacerle perder esta oportunidad
única? Años atrás Meryl Streep despidió al suyo por hacerle perder un proyecto
al alargar las negociaciones y pedir más de lo que la producción estaba
dispuesta a pagarle. El proyecto era nada más ni nada menos que Lo que queda del día (James Ivory, 1993)
Sin duda, Meryl habría dado una actuación superlativa, como acostumbra, pero
¿se habría relacionado con Anthony Hopkins como lo hizo la también genial Emma
Thompson? Nunca lo sabremos, pero en vista de los resultados tampoco nos
inquietamos demasiado.
Solo
anécdotas que afianzan el fatalismo de que Lo
que deba ser, será.
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