jueves, 3 de julio de 2014

Lo que el mundo siempre necesitará es... a un Paul





El último día de junio moría Paul Mazursky, prolífico actor, autor y director. Será recordado más, creo, como director. Dirigió algunas de las películas más exitosas de los setenta.

Al filo de esta década, en 1969 llenó cines y páginas con Bob & Carol & Ted & Alice, hoy una película que no asustaría ni a los devotos de la acción católica, en su momento una radiografía risqué de los estertores de la revolución sexual sesentista. Natalie Wood, Robert Culp, Elliot Gould y Dyan Cannon se divertían a lo grande hablando de y jugando con el sexo. En la actualidad una antigualla de museo, solo sobrevive el hermoso tema de Burt Bacharach y Hal David: What the world needs now is love.

En 1970 Mazursky emprendería una aventura con ínfulas fellinianas El fabuloso mundo de Alex, protagonizada por Donald Sutherland y con dos apariciones de lujo, la del mismísimo Federico Fellini y la de Jeanne Moreau.

En 1973 haría Blume in love en la que George Segal después de divorciarse descubría que seguía enamorado de su ahora ex mujer.

En el 74 desataría ríos de lágrimas con Harry y Tonto, una road movie en la que Art Cartney (el viejo Harry) recorría caminos con su gato, Tonto.

En el 76 vendría una de mis favoritas de las de él que aquí se conoció como Barrio Bohemio (Next stop, Greenwich Village) en la que un joven judío aspirante a actor (Lenny Baker) huía de su familia, en especial de su madre (Shelley Winters en gran actuación) para probar suerte en el Village glorioso de los 50.

En el 78 haría que el mundo se enamorara de Jill Clayburgh en Una mujer descasada. Siempre recordaremos cuando Jill y sus amigas discuten sobre Jean Arthur y otras actrices de su infancia (¿ves Tarantino que no inventaste nada en el fondo?) y en lo personal, el cierre medio simbólico del film siempre me pareció hermoso (Jill en medio de una avenida sosteniendo con dificultad el gran cuadro (¿su libertad?) que le dio Alan Bates mientras el viento la tiene a mal traer).

En 1980 reformularía el Jules et Jim del gran François Truffaut en Willie & Phil.

En 1982 con un elenco de lujo, John Cassavetes, Gena Rowlands, Susan Sarandon, Raúl Julia, Vittorio Gassman y la por entonces exitosísima Molly Ringwald, haría una personal versión de La tempestad shakesperiana.

En el 84 vendría  otra de mis favoritas Moscú en el Hudson con Robin Williams y María Conchita Alonso, Williams era un ruso que desertaba en ¡Bloomingdale’s!

En el 86 volvería a seducir al gran público con Un loco suelto en Beverly Hills (Down and out en Berverly Hills), remake de la vieja comedia francesa Boudu sauvé des eaux (Boudu salvado de las aguas, 1932, Jean Renoir) en la que Richard Dreyfuss y Bette Midler le daban albergue en su mansión al linyera de Nick Nolte. El elenco incluía a Matisse (Mike the dog) un perro depresivo que iba al psicoanalista.

En el 88 un traspié simpático, Locuras de un dictador (Moon over Parador), comedia políticamente incorrecta sobre dictadores bananeros y sus dobles, actuaban Richard Dreyfuss, Raúl Julia y la por entonces devastadora Sonia Braga.

Se sobrepondría en el 89 con una de sus mejores películas, Enemigos – una historia de amor, sobre los amores de un escritor, se basaba en una novela de Isaac Bashevis Singer y se lucían Ron Silver, y las siempre espléndidas Anjelica Huston y Lena Olin.

En 1991, desaprovechó a un dúo soñado, Bette Midler y Woody Allen, en una comedia que naufragaba antes incluso de haber zarpado: Escenas en un centro comercial (de todos modos la recordamos con simpatía porque la idea de juntar a esos dos era genial).

En el 93 celebró la vena cómica de Danny Aiello en 36 horas en Nueva York (The pickle), que vi en video pero de la que por algún motivo no recuerdo nada.

A la siguiente de 1996, sé que no la vi y que quiero ver, aunque se dice que no es muy feliz, Faithful (Fiel) con Cher, Chazz Palminteri y Ryan O’Neal, la quiero ver más que nada porque me intriga la obra de teatro de Palminteri en la que se basa y que se dio muy brevemente en un escenario porteño.

Vi la siguiente, de 1998, Winchell, un telefilm sobre el famoso columnista con un Stanley Tucci en estado de gracia.

La siguiente fue otro traspié, Coast to coast, 2003, telefilm en la que un matrimonio al borde del divorcio, Richard Dreyfuss y Judy Davis, cruzaban los Estados Unidos en auto procurando dejar atrás tragedias compartidas.

Su carrera de director se cerró con un documental muy comentado, Yippee (2006) sobre la peregrinación anual a la tumba del rabino Nachman (1772-1810) en Ucrania.

Como actor también fue prolífico y trabajó casi hasta último momento. Fue una de las voces de los Kung-fu Pandas y participó en la serie Curb your enthusiasm.

Nos emocionó, nos hizo reír, nos regaló horas felices. Agradecidos, te bendecimos con un ¡Buen Viaje!

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