Fray Luis de León (1528-1591)
Fue considerado como uno de los más sabios hombres de su tiempo, y no sin razón,
pues conocía a fondo las lenguas orientales, y sus estudios abarcaban todo el
campo del saber humano de entonces.
Mas este saber estuvo a punto de
perderle, pues sus enemigos le acusaron de haber traducido al castellano el
Cantar de los Cantares, cuando los cánones de entonces prohibían las
traducciones de los libros santos a la lengua vulgar; y fue procesado por la
inquisición de Valladolid como sospechoso en materia de fe, encerrado cinco años
en la cárcel de la dicha jurisdicción, al cabo de los cuales logró demostrar la
falsedad de lo alegado por sus enemigos, y fue puesto en
libertad.
Entonces volvió a su cátedra, y el primer día que se sentó en
ella, después de los cinco años de prisión, ocurrió una anécdota muy graciosa:
tenía el maestro fray Luis la costumbre de recapitular cada día lo explicado el
anterior, e invariablemente comenzaba con la sacramental frase: Decíamos
ayer... Pues el día en que volvió a su cátedra, después de los famosos cinco
años de ausencia, también comenzó con el acostumbrado: Decíamos
ayer...
(Texto tomado de internet)
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