Este ingenioso poema satírico de Oliver Goldsmith está en
su novela El vicario de Wakefield. La
última línea (The dog it was that died)
da el título a una obra de Tom Stoppard. Como en estos días leí la obra de
Stoppard, recuperé el poema que en algún momento temprano de mi vida hallé en
una antología de poesía humorística.
AN ELEGY ON THE DEATH OF A MAD DOG
by: Oliver Goldsmith (1728-1774)
Good
people all, of every sort,
Give
ear unto my song;
And
if you find it wondrous short,--
It
cannot hold you long.
In
Islington there was a man,
Of
whom the world might say
That
still a godly race he ran,--
Whene'er
he went to pray.
A
kind and gentle heart he had,
To
comfort friends and foes;
The
naked every day he clad,--
When
he put on his clothes.
And
in that town a dog was found,
As
many dogs there be,
Both
mongrel, puppy, whelp, and hound,
And
curs of low degree.
The
dog and man at first were friends;
But
when a pique began,
The
dog, to gain some private ends,
Went
mad, and bit the man.
Around
from all the neighboring streets,
The
wondering neighbors ran,
And
swore the dog had lost his wits
To
bite so good a man.
The
wound it seemed both sore and sad
To
every Christian eye;
And
while they swore the dog was mad
They
swore the man would die.
But
soon a wonder came to light,
That
showed the rogues they lied;
The
man recovered of the bite,
The
dog it was that died.
ELEGÍA A LA MUERTE DE UN PERRO RABIOSO
De Oliver Goldsmith
Traducción de Felipe Villaverde
Venid,
buena gente;
Oíd
mi canción:
Si
dura muy poco,
Será
lo mejor.
En
Islington hubo un hombre
De
quien el pueblo decía
Que
era un portento en la iglesia
(por
lo poco que asistía)
Generoso
corazón,
Enemigos
no tenía:
Dábale
ropa al desnudo
(cada
vez que se vestía)
Entre
los sabuesos, dogos,
Y
otros de menor valía,
Cierto
can déjose ver
En
Islington cierto día
El
hombre y el perro
Ya
son camaradas;
Pero
al cabo riñen
Por
unas palabras.
El
perro se pone rabioso,
Al
hombre un mordisco le da:
La
alarma cundió por la calle,
Acude
la gente al lugar.
El
perro está loco
-dice
la opinión-
¡Mire
usted que morder a un sujeto
De
tal condición!
Dolorido
está el herido,
Que
verlo da compasión;
El
perro estaba rabioso;
Juran
que no hay salvación.
Pero
¡maravilla de las maravillas!
-el
pueblo mentía, miente la opinión-.
Muy
pronto el doliente sanó de la herida;
Solo
el triste perro murió
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