Es un día lleno de Benitos, veo Le nouveau / El novato en
el que la que el chico protagonista se llama Benoît y después me topo en un
diario con una nota de color sobre la recuperación de un perrito llamado
también Benito. La leo, a pesar de su exasperante cursilería y de su más
exasperante exposición de prejuicios sociales denigrantes, porque recuperar una
mascota es más raro que hallar un perro verde.
Benito pertenecía a una chica de clase acomodada que
vive en Olivos. Cuando Benito contaba con apenas un año, en un paseo a orillas
del río, Carla es asaltada por un joven “drogado y alcoholizado” que le roba el
celular, el reloj y a Benito. Cree que le pedirán una recompensa, pero no. El
tiempo pasa y ella no deja de publicar en las páginas de mascotas perdidas de
Facebook la foto de Benito.
Más de dos años de perdido Benito, el hermano de
Carla, recibe de un “no-amigo” de Facebook información de que el fin de semana
pasado en una plaza, gracias a un plan de adopción, Benito podría haber sido
adoptado por una familia con chicos. El hermano de Carla se acerca al refugio
de perros que promovió la adopción para mayores detalles. Allí se entera de… y
recorto y pego el textual del diario “La
manera en que había llegado a ellos era peculiar: una vecina de un barrio
humilde de la zona sur lo había visto en una casa vecina desde hacía un tiempo,
pero se percató al instante de que el animal no pertenecía allí, y que
seguramente lo habían robado, modalidad muy común por aquellos pagos. (…) La
mujer sentía un especial amor por los animales y veía con dolor que el perrito
no era cuidado con la más mínima atención. Una noche de tormenta, aprovechó la
oportunidad y se lo llevó. No le costó demasiado: el pobrecito estaba bajo la
lluvia torrencial, pegado a la enclenque reja de la propiedad. De allí al
refugio, fue un solo paso. Estaba convencida de que en cualquier lugar estaría
mejor que en su morada anterior.”
No insistan, no apostrofaré ni haré ningún comentario
sobre todas las implicancias de semejante narración. El que quiera “leer” que
lea y el que no halle nada horrible en lo transcripto que siga feliz con su
acotada y miserable visión del mundo.
Volviendo a Benito, el hermano de Carla va a la casa
de los adoptantes, les cuenta la historia y “conmovidos” porque son de la misma
clase social y de “clara” sensibilidad se lo devuelven para que pueda
reencontrarse con Carla. Final feliz para Benito, que como corresponde es
“blanco”.
Aunque a esta altura ya es redundancia pura, aclaro
que leí el artículo en el diario La Nación. Tribuna de doctrina hasta el fin. Firme,
siempre, con la intensificación y perpetuación de prejuicios detestables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario