El
2014 nos quitó muchas cosas, ahora nos deja sin la posibilidad de una nueva
película de Mike Nichols. Al repasar su trayectoria vemos que refleja la
decadencia del cine industrial estadounidense a través de las décadas. Porque
su carrera se abrió allá en lo alto, conoció mesetas más o menos notables y se
cerró casi sin gloria. Su cine se centraba más en los actores y en los guiones
que en las veleidades visuales, por más buen uso que hiciera de estas.
Venía
del teatro y con el teatro debutó en cine. Llevó en 1966 a la gran pantalla
nada más ni nada menos que ¿Quién le teme
a Virginia Woolf? de Edward Albee con las estupendas actuaciones de
Elizabeth Taylor, Richard Burton, Sandy Dennis y George Segal. Al año siguiente
haría una de las películas más amadas y recordadas de la historia: El graduado, con la que convertiría en
estrella a Dustin Hoffman, haría resplandecer la belleza de Katherine Ross y
lograría que Anne Bancroft le sacara lustre a su inmenso talento. Y comenzaría
la década del 70 con un par obras maestras. La satírica Trampa 22 (1970) que reflejaba la locura de toda guerra, esta vez
la siempre glorificada Segunda Guerra Mundial, Alan Arkin encabeza el nutrido
elenco de notables y en 1971 saldría al ruedo con el incisivo Conocimiento carnal, indagación profunda
de las costumbres sexuales de la época, con un cuarteto protagónico
inolvidable: Jack Nicholson, Ann Margret, Art Garfunkel y Candice Bergen.
En
el 73 se despacharía con una de aventuras, El
día del delfín, que era buena pero que no te volaba la cabeza, con el
siempre eficiente George C Scott. En el 75 metería la pata con Dos pillos y la heredera, en la que más
allá de que no tuviera muchas risas, se imponía la simpatía a prueba de balas
del trío protagónico: la multitalentosa Stockard Channing, el seductor Warren
Beatty y el ya mítico Jack Nicholson. En el 83 se cruzaría por primera vez con
Meryl Streep, Silkwood, impactante
drama de denuncia sobre las condiciones laborales en el que también participaba
Kurt Russell y en el que la inefable Cher daba la mejor actuación dramática de
su carrera. En el 86 unió a la Streep con Jack Nicholson en El difícil arte de amar, relato
autobiográfico de Nora Ephron sobre su separación de Carl Bernstein. En el 88, primero
reprisaría en cine su éxito teatral Biloxi
blues o Aprendiendo a ser hombre sobre
la obra de Neil Simon con el siempre magnético Mathew Borderick, y después la
pegaría a lo grande con una comedia que ya es clásica, Secretaria ejecutiva en la que resplandecían de talento Melanie
Griffith, Sigourney Weaver y Harrison Ford.
En
1990 haría Recuerdos de Hollywood en
la que Meryl Streep sería hija de Shirley MacLaine, según novela de lo más
biográfica de Carrie Fisher sobre la relación con su madre Debbie Reynolds. En
el 91 la daría una Segunda oportunidad
al bueno de Harrison Ford junto a la siempre deslumbrante Annette Bening.
En
el 94 intentaría con poca fortuna el género de terror con Lobo con la en este caso poco rendidora pareja de Jack Nicholson y
Michelle Pfeiffer. Y en el 96 haría la versión estadounidense no musical de La jaula de las locas rebautizada La jaula de los pájaros con los
protagónicos del este año malogrado Robin Williams y Nathan Lane, una versión
que empalidecía al lado de la francesa original con Ugo Tognazzi y Michel
Serrault. Williams y Lane estaban muy histriónicos por separado, pero juntos
eran la pareja con menos química del planeta. Como sea el show lo daba Gene
Hackman travestido inolvidablemente al final y la mirada elocuente de la gran
Angela Lansbury en el cameo de la última escena. En el 98 trabajaría por
primera vez con la gran Emma Thompson en Colores
primarios en la que la inglesa hacía de primera dama para el presidente de
John Travolta.
En
el 2000 con guión y protagónico de Garry Shandling haría la desconcertante y
para mí de lo más interesante ¿De qué
planeta vienes?, y en la que brillaba también Annette Bening. En el 2001
haría el telefilm sobre la obra de teatro Wit
con la impactante Emma Thompson. En el 2002 llevaría también a la tele la
monumental obra de Tony Kushner sobre el SIDA, Ángeles en América con un elenco numeroso en el que por supuesto se
destacaba Meryl Streep. En el 2004 haría esa cosa que se llamó Closer con las hermosas Julia Roberts y
Natalie Portman y los caballerosos Clive Owen y Jude Law, sobre las costumbres
sexuales de los noventa. Véase la distancia que separa a Conocimiento carnal de la pavada de Closer y se comprobará a qué nos referimos cuando hablamos de la
decadencia de la industria.
Su
carrera terminaría en el 2007 con un film encantador y discreto Abuso de poder, al que la simpatía de
sus protagonistas elevaba de categoría. Y sí, Julia Roberts, Tom Hanks y Philip
Seymour Hoffman te salvan de cualquier ruina y si te descuidás te lo convierten
en clásico.
Hoy tal vez se fue, no sé, porque quizá un
graduado de conocimiento carnal caiga finalmente en una trampa 22 con una
secretaria ejecutiva, y entonces el conjuro haga que un señor llamado Mike
Nichols no se marche del todo jamás.