jueves, 22 de abril de 2021

Two Distant Strangers - Feeling Through



 

Dejé de ver las entregas de premios porque me aburrían. Las películas nominadas puede que me gustaran, pero no me apasionaban. La mayoría de ellas, para darme la razón, resisten mal el paso del tiempo.

 

Este año quizá revea la voluntad de no ver la entrega de los Óscars, más que nada porque será atípica con cuatro sedes en tres ciudades (Los Ángeles, Londres y París). La pandemia ha convulsionado hasta estas tradiciones conservadoras. Tal vez este esfuerzo de logística haga la entrega más rígida que otras veces o tal vez no, quien sabe quizá surjan errores involuntarios o inesperados que se vuelven gags.

 

Como sea, estoy casi decidido a verla. Cuando las veía, cuando todavía conservaban algún atractivo para mí, la entrega que más me intrigaba era la de los premios laterales, sobre los que no sabía nada o muy poco: documentales, los mediometrajes, y a veces los cortos de animación.

 

Prestaba especial atención a la presentación de estos premios y algunos me atraían lo suficiente como para buscar donde poder verlos o bajarlos. Muchas veces la búsqueda se volvía infructuosa y el interés se perdía en el olvido.

 

Esto ha cambiado, con tanta plataforma de streaming, a casi todos los títulos nominados se los halla con facilidad. Incluso a los cortometrajes.

 

En Netflix puede verse Two Distant Strangers y en YouTube, Feeling Through.

 

En los viejos tiempos cuando presentaban esta categoría, lo que me llamaba la atención es que fueran casi siempre sobre experiencias humanas ejemplares, no en el sentido de “a imitar”, sino en el de “sacar una lección, un aprendizaje o una moraleja”.

 

La ficción puede cargar con esa intención, aunque se distingue más, gracias a Dios, por divertir o entretener (cuando viene para el lado de la emoción, puede incurrir en querer asentarnos una lección de vida, un sermón o un mantra de autoayuda.)

 

Si alguien me lee con atención, podría estar analizando hallarse ante una contradicción. Si me disgusta que me den lecciones, como puedo estar añorando piezas que se dedican precisamente a eso. Yo no veo contradicción, por la sinceridad de las intenciones.

 

Si uno va a misa, habrá un sermón. Es parte de la ceremonia, y ya que uno está ahí, no queda más remedio que escucharlo y uno puede hallarlo desde abominable hasta iluminador, de acuerdo a cómo se haga y nuestra predisposición a no aprovechar para dormirnos.

 

En cambio cuando uno ve una película, espera muchas cosas, pero un sermón, una lección de vida, no está entre las primeras.

 

Feeling through es una advertencia sobre las conveniencias de la solidaridad. Dar es mejor que no dar, nos hace sentir mejor y si prestamos atención surge con más naturalidad que resistirse a ayudar.

 

Un adolescente negro va a jugar con flippers y otras antiguallas con unos amigos, arregla una cita por mensajes con una amiga, novia o amigovia y cuando está con el teléfono es interrumpido por un cieguito que le pide una moneda.

 

Se lo saca de encima con vehemencia y al ratito se topa con alguien que lleva un cartel y que obviamente necesita ayuda. Es un sordo mudo también ciego al que le cuelga un cartel que explica su condición y cuál es la mejor manera de comunicarse con él y que en las manos lleva un anotador que tiene atada una lapicera con los que hace pedidos inmediatos, ahora pide por ejemplo que le indiquen la parada más cercana a un bus que lo lleve a tal dirección.

 

Obviamente, nuestro adolescente negro ayudará a este hombre impedido (detalles en los que no ahondaré, porque son el nudo y la razón de ser del corto) y el chico cuando se vuelva a cruzar con el cieguito del principio le dejará más que una moneda.

 

La nominación no es injustificada, la cosa está resuelta con eficiencia y sensibilidad y no sorprende que entre los que integran la producción esté Marlee Matlin.

 

Feeling Through (2020) fue escrita y dirigida por Doug Roland con los protagónicos de Steven Prescod y Robert Tarango.

 

Two Distant Strangers (2020) también se centra en dos protagonistas masculinos, pero aquí la sinrazón es el eje.

 

De un lado un joven negro triunfador, del otro un policía de gatillo fácil y en el medio algo más que el fantasma de George Floyd y su trágico destino.

 

Es una pieza didáctica altamente entretenida. Es como que El día de la marmota se codea con Bertold Brecht.

 

Y no cuento más para la disfruten descubriendo sus secretos, porque por más pedagógica y con moraleja que venga, no baja línea, no subraya, no resalta con marcador, sino que deja que uno recapacite o que piense por su cuenta.

 

El final es debidamente conmovedor. Se puede ver en Netflix y dura apenas media hora. No se lo pierdan.

Two Distant Strangers fue dirigida por Trevor Free y Martin Desmond Roe con guión del primero y los protagónicos de Joey Bada$$, Andrew Howard y Zaria.

Gustavo Monteros